Seguía sin saber cuánto tiempo llevaba al lado de Arthur, cuando entraron sus hermanos y sobrinos, continuando con la ronda de llantos, abrazos y súplicas hacia Arthur, para que despertara. Yo solo acariciaba su brazo y le daba besos en su frente, pensando que el calor de mis besos, lo despertaría en algún momento. Tenía una semana, era tiempo suficiente para lograr que despertara a como diera lugar. En algún momento, pensé que los abogados habían hecho una petición especial al hospital, porque en la habitación había muchas personas. Los miré a todos, mis cuñados, mis sobrinos, los abogados, Milly y Henry y mis amigas, quienes, cuando llegaron, le hablaron enojadas a Arthur para que despertara, diciéndole que no las podía dejar solas en ese mundo tan cruel, mientras se abrazaban las tres. Yo no quería que nadie me tocara ni me sacara del lado de mi Arthur. Debían haberlo deducido solos, porque nadie me habló, ni tocó, ni trató de sacarme de su lado. Me sentía ida, me sentía perdida, n
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