—¡¿Qué demonios dices, mamá?! ¡¿De dónde sacas eso?! —Estaba montado en cólera y comenzó a llorar con rabia, esa rabia que le hacía pensar que solo era una treta más para hacerlo que cediera a su voluntad. —La verdad, Damián. Solo digo la verdad. Helena y tú son hermanos de sangre, no pueden estar juntos como pareja, no pueden verse de otra forma que no sea como hermanos. —Usted miente —Helena se atrevió a hablar y lo hizo con serenidad y calma aparentes, una calma que para nada sentía en su interior —es solo una artimaña de usted en acuerdo con la bruja esa que está ahí —señaló a Prudencia —por eso ha venido, para ver que todo salga conforme a lo planeado, pero a ustedes no se les puede creer nada. —Yo aquí no tengo nada que ver —expresó Prudencia con un descaro increíble, estaba gozando el momento —me toma por sorpresa, igual que a todos. Yo solo he venido porque mi nuera me lo ha pedido. —Es demasiada casualidad, tú no eres de venir y sentarte, tú eres de insultar y agredir y h
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