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Una gran decepción.
Zoe respiró profundamente luego de haber observado la pantalla de su teléfono, quería que Isaías volviera a llamar, porque según ella ansía saber más sobre la conversación que sostuvieron él y Harold, pero muy en el fondo la realidad es que eso solo es una excusa débil que se da a sí misma para no aceptar que le está gustando el juego; escuchar su voz, y la manera en la que le habla descaradamente le crea un tipo de fascinación extraña. «Ese es un pervertido», bufó irritada, porque considera que sentirse de ese modo es solo culpa de Isaías. —Hoy vendrán pocos clientes— manifestó Zulema a medida que veía a todos lados, notando cómo hay pocas personas paseando por ahí. —Tal vez en unas horas todo cambie, y el flujo de personas sea más de lo que imagina— le respondió Zoe mientras recostaba la mitad de su cuerpo del mostrador, simulando que dormiría. —No es así, y lo sabes. Zulema negó con la cabeza. —Mientras desayunábamos Luisana comentó que hoy habrá reunión escolar, por qué no va
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La sorpresa no es de quien la da.
«Odio trabajar en estos tipos de lugares, ¿Cómo demonio dejé que esta chiquilla me convenciera?», protestaba Sacha a medida que recordaba cómo le había pedido a Zulema qué le permitiera trabajar en la heladería. Caminaba con pesadez observando la bolsa de playa llena de dibujitos que Zoe la hizo utilizar y se sentía tan tonta, e infantil. Sus gustos son distintos, pero claro, como lo sabría Zoe, si no es el tipo de chicas con las que le gusta compartir, y por esa razón ella sentía que estaba haciéndola de niñera, aunque no es que ella y Zoe se lleven mucha edad, sin embargo, en el fondo, no le parece muy desagradable porque tratar de congeniar con alguien tan distinto es algo nuevo y posiblemente hasta bueno.«Zoe es una mala influencia para mí», rodó los ojos cuando no paraba de pensar en las cosas que extrañamente sintió mientras dialogaba con ella, y que todavía le parecen raras porque nunca quiso dejar de ser lo que era hasta que pensó que cambiando de vida podría estar mejor.A
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Pervertido y hermoso.
Lo que Isaías estaba experimentando no era egoísmo, era algo mucho más fuerte, podría simplemente retirarse y dejar que su beta que si tiene buenos planes con Zoe la conquiste, pero, le es imposible, la quiere para él y no puede desistir, incluso le provoca celos ver como ella le sonríe.—Entiendo, somos amigos y ya estoy cansada de que me vean la cara—. De un momento a otro Zoe se llenó de amargura.—¿Vamos a pasar el tiempo presentándonos?, o vamos a disfrutar de este hermosísimo yate— intervino Sacha cuando sintió que el ambiente estaba denso y que los ánimos estaban elevados.—Sí, tienes razón, ven amigo, he traído mis materiales, hoy te haré mi modelo— manifestó Zoe al mismo tiempo que intentó agarrar a Ronald por el brazo, pero Isaías lo impidió a la vez que de su garganta se escapó un gruñido.—Haces sonidos parecidos al de un animal—. Zoe volvió a manotearle para que la dejara tranquila e Isaías tuvo que respirar profundo para no cargarla y llevarla sobre su hombro.—Zoe, ¿ent
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Un rico premio de consolación 
Lo siguiente que sintió Zoe, fue; ser arrojada sobre un colchón, que hizo rebotar su cuerpo con suma suavidad. Espantada observó a todas partes con recelo, sintiendo como el corazón se le aceleró cuando fue capaz de darse cuenta de que estaba dentro de una recámara a solas con el producto de sus alucinaciones más calientes.Los ojos azules que la veían extrañamente pasaban de manera momentánea a tener tonalidades grises como el acero, que centellean con diversión irónica, e iban haciendo un recorrido lento a su pequeño cuerpo. «¡Dios que deje de mirarme de ese modo, me siento desnuda aun conservando mi ropa!», pensó locamente, porque cuando Isaías está cerca la inmadurez en ella se hace más intensa, a pesar de fingir lo contrario.—¡Pervertido Sharman!, no creas que obtendrás lo que buscas— le gritó furiosa señalando con el dedo índice mientras reculaba de espalda hasta que chocó con el respaldo e Isaías la veía con gesto de diversión.—Tú me darás lo que busco en el momento que meno
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Falsa amistad.
Había caído la noche, y Zoe no quiso ser llevada a casa, al menos no por Isaías y Ronald no se atrevió a ofrecerse, pues no quería tensar más la situación entre Isaías y él, por lo que le pidió a Sacha que no la dejara sola.—¡Oye!, si quieres puedes pasar — le sugirió Zoe a Sacha cuando la dejó frente a la puerta de su casa.—No, Zoe, te agradezco el gesto, pero ya ha sido demasiado por hoy, mejor otro día. Sacha miró desde su carro lo hermoso y simple que es ese hogar, uno que ella nunca había añorado tener, pero que ahora le parece bonito sentir lo que es una familia. Muy profundo en su corazón anheló tener una casa que más que un espacio para regresar a dormir fuera el lugar donde quiere estar porque se imaginó lo bien que debe sentirse ser recibida por personas que le demuestren que la aman; sin embargo, esa ilusión se desvaneció al recordar que no tiene nadie que espere su llegada.«Ya veo porque Luisana siente tanta envidia, Zoe eres afortunada», pensó con tristeza, pero a dif
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Abuso de poder.
Zulema que había salido en cuanto escuchó una discusión se extrañó porque Zoe no suele discutir con Luisana y a medida que se acercaba para ponerle un alto a eso pudo oír absolutamente todo. De modo que dejando a Luisana con la boca abierta respondió a la amenaza:—Mi hija ya te ha pedido que te largues.—Tía…— dijo Luisana con voz débil porque una cosa era utilizar a Zoe, pero otra muy distinta era que Zulema supiera que es así de maliciosa.«Esto no es bueno», se lamentó cuando debía enfrentarse al reproche silencioso de Zulema.—Yo-yo hablé manejada por el enfado, de verdad le confieso que considero a Zoe como a una hermana, y por eso siento celos, ella no debe andar con mi prima, porque su mala reputación no le hace bien. — Siempre tuve mis sospechas de ti pero no quería hacer sentir mal a mi hija, por eso no dije nada, y ahora lo confirmo eres maliciosa, muchachita.Luisana abrió los ojos como dos esferas gigantes al darse cuenta de que ya no había ninguna excusa que la pudiera
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Deseo ardiente.
En la manada, después del mal momento, celebraban bailando, bebiendo y comiendo hasta que llegó la parte que muchos lobos adoran: correr transformados bajo la luz de la madre luna. Encabezados por su alfa atravesaron el bosque sintiendo como el frío de la noche se incrustaba por su pelaje, y era sumamente refrescante. Al llegar a un punto claro en la colina todos aullaron a combinación. No obstante, en ese preciso momento, en la aldea de cazadores más cercana, Harold estaba siendo iniciado, cortaban sus muñecas con una daga mística para que su torrente mágico se desarrollara a la vez que le ponían bajo la piel una gema resplandeciente que lo ayudaría a distinguir de inmediato a un ser sobrenatural, aunque esté rodeado de humanos, ya podrá olerlo y ver su aura. Harold emitió un quejido cuando la gema de color amarilla fue prensada bajo su piel, y cuando completó su proceso en el iris de sus ojos se formó un arco del mismo color de la gema.— Esta es tu espada—. Harold se emocionó much
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Un desastre hormonal. 
Zoe estaba frente a las puertas del ascensor que da entrada al penthouse y del que hace poco salió corriendo como si el mismo diablo la estuviera persiguiendo.Apretaba los puños. No le gustaba nada ser tan indecisa, debido a que se estaba contradiciendo a sí misma al estar allí, dijo claro que no iría y ahora estaba a la espera de que le dieran el acceso. «Mi amor por Harold no me hace perderme en el proceso, pero el deseo endemoniado que despertó este hombre sí, ¡Qué ridiculez la mía!», se reprochó, ya que no podía creer que estaba a punto de cometer una locura.Se cubrió el rostro con ambas manos, y vaciló entre marcharse antes de que Isaías abriera las puertas o enfrentarse a lo que venga, pero no tuvo el tiempo de calcular cuál sería la opción que tomaría.—Zoe, puedes subir— le dijo Isaías por el intercomunicador dejándola estática en su lugar.«¡Qué tonta soy!», quiso darse una bofetada mental cuando recordó que tal vez él la estaba observando por las cámaras de seguridad.«Ay
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Acto tierno. 
Zoe gimió en su boca y enterraba los dedos entre su pelo de manera instintiva. Un ardor recorrió sus entrañas y él se abalanzó sobre ella gruñendo descontrolado. Él sofocó los pequeños jadeos apretando sus labios contra los de ella con frenética avidez. —Pequeña, respira — le ordenó cuando sostuvo ambos lados de su rostro con sus grandes manos. Luego se apartó un poco más para cargarla haciéndole chillar de la impresión:—¡Sharman!Fue tan rápido que la llevó a la habitación y la dejó sobre la cama que Zoe quedó impactada, pero estaba tan sumergida en las sensaciones tan nuevas que no le salía una sola palabra.Observando los movimientos del hombre que rechazó con ahínco se sintió pequeñita sobre esa enorme cama; gimió fuerte cuando los dedos firmes de Isaías fueron a parar al broche de su Jean.—Espera…— dijo aterrada poniendo una mano sobre la de él.En cambio, Isaías la miró a la cara y con su pulgar creó círculos sobre su barbilla y luego le sonrió.—No temas, prometo que seré d
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Nada es lo que parece.
Viendo que todavía era bastante temprano, Zoe decidió entrar a su casa sin crear ruido, pues cuando salió todos dormían y ahora que regresó supone que duermen igual. Aunque es adulta y no tiene que esconderse no quería dar explicaciones de donde estaba, pero menos de lo que había hecho. Caminaba con pasos lentos y muy silenciosos, pero cuando iba llegando a su habitación escuchó un silbido suave, como en forma de un soplido. Giró implorando internamente que no sea el estricto de su padre, y se sonrió con alivio cuando vio a Zulema.—¡¿Eres tu mamá?! — murmuró y más que una pregunta fue una afirmación. Respiró profundo y su rostro volvió a su color habitual.—Estuvo buena la fiesta— bromeó Zulema meneando las cejas de arriba abajo, y al acercarse a ella le agarró el antebrazo, entrando ambas al dormitorio.—¿Fue con Harold o con el jefe de tu padre?La sangre a Zoe se le escurrió no del rostro, sino de todo el cuerpo.—¿Pero cómo…?— musitó aturdida, sin entender cómo su madre se había
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