Ignoré por completo a la voluptuosa, reconozco que sabe disfrazarse, lo hace de manera muy profesional, me hubiese engañado si no fuera por mi olfato, su olor ya lo tengo identificado, huele delicioso.Bajamos del avión, encendí mi laptop, busqué la ubicación de la señora, aún siguen en la clínica dirigida por el doctor Mendoza. —¿Alguien se habrá complicado?— Caminé lo más rápido que pude por el pasillo hacia la salida, al lado de Mojón y mientras lo hacía activaba el rastreador de ella, vas a recibir mi visita muy pronto, por ahora lo primero.—¿A la casa?Preguntó Mojón quien se subió al puesto del conductor, siempre salimos con poco equipaje, no perdemos tiempo buscando maletas, Luisa si se quedó en ese lugar, tengo una tonta obsesión con monitorearla.—A la clínica, no han regresado a la casa, algo debió de pasarle a alguno.El carro se puso en marcha, lo habíamos dejado en el parqueadero del aeropuerto, era una costumbre. Era de madrugada, el frío capitalino nos pegó fuerte cuan
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