Capítulo 84. Pecar de orgulloso.
Alena suspiró con resignación después de cortar la llamada, se estiró y miró a su hijo con una expresión de molestia.—Seguramente estarás feliz, voy a ir a buscar a tu padre, para llevarlo a la casa de tus abuelos… pero te voy a advertir algo Nataniel, ni se te ocurra nada más, no quiero sorpresas ¿Estamos? —el niño asintió.—Si mami —manifestó, aunque en su interior no estaba seguro, porque su objetivo es que su padre se viniera a vivir con ellos, los quería juntos y no hay nada que quisiera más.Alena se levantó a bañarse, y le calentó el agua a su hijo para que se bañara mientras ella preparaba el desayuno, luego de comer, se vistieron y salieron de casa.Conducía sin dejar de pensar en Aníbal, no podía evitar sentir nervios, de imaginar que reacción tendría al verla, no lo había visto en persona durante ese par de días, aunque todas las noches se colaba en sus sueños, se había despertado en la madrugada sobresaltada, soñando con él, aunque nunca lograba recordar al día siguiente,
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