Me sentí terrible por aceptar a Arawn, por hacer lo que hacía e irme a vivir con él, pero no quería afrontar todo eso sola, vivir sin nadie. No pude ver a mi papá, porque Arawn dijo que ese sería el primer que Tarren visitaría cuando me buscará. Así que solo lo llamé y le conté que me había ido, y él me apoyó, prometió no decir nada. —Cuando el Alfa venga, no sabrá nada de ti, hija, te lo juro. Evité llorar y solo miré a Arawn, al otro lado de la calle, saliendo de un banco con una pequeña maleta en la mano. Arawn era hábil en ambos mundos, era confiable. —Gracias, papá. —Pronto te visitaré, Cyra. Quiero conocer a mi nieto. Seguramente será extraordinario. Llevé una mano a mi vientre pequeño y sonreí. Era verdad, aún tenía a mi bebé, él estaba conmigo, crecería a mi lado. Yo no estaba sola. —Por cierto, me gustaría saber qué hablaste con el Alfa, papá —le dije, observando a Arawn sacar un móvil y hacer una llamada—. Quiero saber por qué me utilizó, ¿por qué aseguran todos que yo
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