–¿Cómo debería comportarme? – preguntó Emma en el trayecto de regreso a casa. Dante soltó una risa silenciosa, una que Emma no vio porque prefería tener la vista clavada en la ventana, que enfrentarse a la expresión ruda y amanzánate del hombre que, para ese momento, ya era su esposo.–Ya te lo dije, no es tan difícil, tienes que comportarte como la esposa perfecta – hizo una pausa – la esposa perfecta no hace demasiadas preguntas, no mete las narices en lo que se le ha perdido, está pendiente de su marido, se asegura de que la servidumbre tenga la comida lista en el tiempo indicado, y se encarga de satisfacer a su esposo en algunos otros aspectos.Emma tragó saliva y se removió sobre el asiento de cuero del auto, aunque la verdad era, que la chica no tenía mucho de lo cual preocuparse, Dante no esperaba volver a acostarse con Emma, lo había hecho una vez, se había ganado el privilegio de decir que él había desvirgado a Emma Astley, la pequeña hermana menor del hombre más orgulloso
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