Capítulo 101 – una disculpa sincera.
Cuando regresó a la mansión, Emma llamó a su esposo, pero no se escuchaba nada alrededor y no había rastros de él, ni siquiera su auto estaba estacionado en el frente de la casa, de modo que ella tuvo el lugar para sí misma, lo cual la alegraba, porque había muchas cosas todavía que debía poner en orden.Sin más que hacer, Emma caminó alrededor de la casa y se imaginó a un pequeño bebe gateando y jugando alrededor de los pasillos de la mansión, ciertamente tenía el espacio suficiente para que un niño creciera con toda la libertad necesaria. Aunque no quería hacerse demasiadas ilusiones al respecto, Emma incluso fue hacia una de las ultimas habitaciones, estaba vacía, solo ocupada por una cama doble y un armario, de inmediato su imaginación comenzó a volar, pensó en los colores que pondría en las paredes, en el lugar en el que pondría la cuna y la silla mecedora para que ella y Dante pudieran arrullarlo en las noches.La imagen parecía casi perfecta, el problema era, que, para Emma, la
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