Lena había decidido alejarse de la casa, necesitaba tomarse un tiempo a solas. Se sentía una tonta por pensar que todos los problemas que tenían que ver con el mundo en el que estaban, se conectaba de alguna manera con la muerte de su padre. Nunca se había creído el cuento de un maldito robo, ni tampoco de algún ajuste de cuentas inexistente. En el caso de que fuera así, Claudia ya lo sabría. Sus sospechas comenzaban desde los contactos con la mafia, de los enemigos por poder, y por supuesto, de todo lo que tenía que ver con los negocios. Allí pudieron pasar muchas cosas, su padre manejaba mucha plata y sin dudas, ser el esposo de la jefa no era algo que pasaba inadvertido. No quería justificar el hecho de que le haya sido infiel, esa noticia no le había agradado demasiado. Y más allá de eso, pensaba en algo que prefería descartar con rapidez, pero que al menos tenía sentido. ¿Qué posibilidades había de que justo lo mataran cuando estaba con su amante? Ella podría arrancare el cor
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