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Todos los capítulos de Tú... mi único amor. : Capítulo 31 - Capítulo 40
46 chapters
Roma , un viaje al pasado.
Al abrir mis ojos al otro día Robert no está en la cama, dónde obvio pasamos la noche. Así que me levanto rápidamente y me voy al baño. Lavo de prisa mi cara y acomodo mi cabello. Entonces salgo a la cocina, ya que el olor a café me atrae. Cuando me estoy acercando lo veo untando panes. Sonrío al verlo como todo un amo de casa dedicado. Suspiro y él me sorprende dándose cuenta de mi presencia. En seguida me sirve café. Entonces me abraza por la cintura atrayendo mi diminuto cuerpo a su imponente forma y tamaño. Me da los buenos días y me sorprende con un beso cálido. Le correspondo de manera febril. Sus labios llegan a enloquecerme de manera instantánea. Entonces nos separamos y desayunamos juntos.—De verdad creí que te habías marchado.—¿por qué lo haría?—Hablamos mientras bajamos en el ascensor. Hoy tenemos dos reuniones con dos inversionistas. El señor Parisi y el señor La Rosa. Ambos quieren invertir en la empresa para un proyecto muy grande aquí en Italia. Así que tendremos que
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Una falla cardíaca.
Es la peor noche de mi vida, debí esperar al amanecer para devolverme a Canadá y esperar horas para poder ver a mi hija. Llegué casi a las diez pm a casa y me alivié de saber que Amelie había sido dada de alta, pero encontré que Thomas estaba en casa, pues mi tía en su desesperación lo llamó, más aún al no tener noticias mías.—¿Que clase de madre eres Sarah? Nuestra hija estuvo ingresada todo el día de ayer y tú casi ni te enteras—dice Thomas apartándome a un lado cuando salí de la habitación de mi niña. Está dormida. Lo miro con gesto apagado. Me siento demasiado mal como para además tener que soportar sus reproches. Es un hipócrita.—¿Con qué derecho vienes tú a reclamar o juzgar mis acciones como madre? Tú que nos abandonaste todo este tiempo Thomas, no deberías estar aquí, es mejor que te vayas—Voy hasta donde está mi tía quien prepara algo de comer para mí. Pero no tengo hambre, lo que tengo es una enorme ansiedad. Él no me deja seguir, sino que tomándome con aspereza del brazo m
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Un corazón para Amelie.
Isabella, viuda de Rhys, se queda mirando al doctor con ojos bien abiertos, Entonces mirando a la nada y con expresión afectada pregunta cuánto tiempo le queda.—Un año a lo sumo madame—La viuda podrá gozar de muchos millones de dólares en su cuenta, pero no le alcanzará la vida para gastarlos. Una enfermedad que no distingue estatus social la carcome poco a poco y ni toda su fortuna dará basto para curarla. Está muy avanzada y es cuestión de tiempo para que esta acabe con su vida. Isabella cierra su puño sintiendo coraje. Creía que su vida se había arreglado el día que contrajo matrimonio con un Rhys, pero ya ve que no fue así. La madre de Emiliano y Thomas Rhys ahora sabe que debe actuar y rápido para dejar todo arreglado el día que parta.Esa noche convoca en una cena íntima a su hijo, el falso Thomas, le pidió encarecidamente que no llevara a su esposa.Emiliano la mira con desconcierto al oír la noticia, es su madre, esta no puede morir. Oírla decir que tiene poco tiempo de vida
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Una decisión muy difícil.
Más tarde estoy en el cafetín con Robert explicándole sobre la condición de Amelie. Estoy muy acongojada. Él toma mi mano. Lo miro con pena. Cómo quisiera que todo esto fuera diferente. —¿y Teresa?—pregunto. —¿Qué pasa con Teresa Sarah? Estamos aquí, tú y yo, no quiero hablar de ella. —Va a tener a tu hijo. —No sabemos si sea mi hijo. Mira Sarah, yo quiero que aclaremos las cosas. Es contigo con quién quiero estar y después de lo que sucedió entre tú y yo, quiero pedirte matrimonio. Cásate conmigo—pide tomando mi mano. Muerdo mi labio emocionada. —Pero… tendrás un hijo Robert. —Si es mío, te juro que seré el mejor padre para él. Pero no voy a vivir con una mujer a la que no amo. Por favor Sarah. Casémonos ahora mismo—Quiero decirle que sí. Entonces dejo salir mis lágrimas. ¿Por qué la vida es tan injusta? —Robert. Yo…—En ese momento entra Thomas al cafetín. Parece buscarme. Entonces nos mira y su semblante parece irritarse al verme junto a Robert. —Ah… aquí estás —dice acercánd
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Una casa embrujada.
Entonces nos hacen pasar a la enorme mansión… Es una casa muy iluminada, tiene muchas ventanas y espacios muy amplios, está hecha con materiales muy costosos y de la mejor calidad. Amelie parece cohibida igual que mi padre y yo. Un sirviente lleva nuestro equipaje a las habitaciones. Entonces la madre de Thomas nos permite retirarnos a dichas habitaciones para descansar, y aunque prepararon tres, una para cada uno de nosotros Amelie no quiso separarse de mí. Entonces nos ponemos cómodas, aunque yo, ni tanto, no me siento tranquila en esta casa. Me siento entre desconocidos. Así que hablo con Thomas y le digo que he decidido que Amelie y yo nos quedemos en la casa de papá con él. Es aquí mismo en Florida, pero no puedo quedarme aquí. Siento que no es mi lugar. —De ninguna manera Sarah. Mi hija permanecerá aquí mientras tratamos su enfermedad. Los doctores vendrán a la hora que sea, pero no te la llevarás. Además, mi madre está feliz de que Amelie esté aquí. —Sí, pude notarlo. Es evi
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Secuestradas.
Creo que desmayé otra vez, pues al abrir los ojos de nuevo noto que despierto sobre mi cama, Amelie me mira muy preocupada y Thomas me dice que tuve una pesadilla. Me incorporo de prisa. —¿Cómo dices? ¿Una pesadilla? Claro que no Thomas. Fui a la piscina y fue muy real. No estoy loca. —No mami. No saliste de la habitación, te quedaste dormida y de pronto comenzaste a gritar mucho. Papá vino corriendo hasta aquí —La miro de ceño fruncido. Entonces miro detrás de Thomas a la sirvienta que me ofreció algo de beber en la piscina. —Usted, usted estuvo allí. Dígale por favor que no fue una pesadilla. —No se dé que me habla, señora—dice y dejando en la mesa una taza con té se retira. Thomas me mira con gesto apenado. —No me mires así Thomas, no estoy loca, sé lo que vi y…—No estás loca Sarah. Pero sí muy cansada, seguramente. Es mejor que duermas, mañana pensarás con claridad—dice y ambos se retiran. Me da mucho sueño y me duermo rápidamente. Abro los ojos al día siguiente y recuerdo
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Sin salida.
—Mi enfermedad avanza rápidamente Emiliano y no veo que consigas nada de lo que te he pedido. Eres un estúpido. No sé cómo pude creer que conseguirías formar una familia con Sarah Hamilton. —¿Por qué te interesa tanto este asunto madre? Ya obtuve la custodia de Amelie. Era lo que querías, ¿no? Que la niña tuviera nuestro apellido. ¿Por qué ahora te empeñas en qué me case con Sarah?—Hay algo que no te dije nunca, antes de que Thomas muriera habló conmigo, discutimos fuertemente, pues me habló de su amor por esa mujer, me dijo que al volver se casaría con ella y estaba tan enojada que le dije que antes lo prefería muerto…—Entonces su voz se quiebra. —No sabes cómo me tortura cada día ese recuerdo Emiliano. Por eso quiero que te cases con ella, darle un futuro a esa mujer y a mi nieta sería como reivindicarme ante Thomas. Te casarás con ella o no recibirás ni un centavo de mi fortuna.—Olvidas que ella podría negarse mamá.—Entonces sé inteligente Emiliano. Usa a la niña para obligarla
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Seis años desaparecido.
Estoy en mi habitación sintiéndome muy amargado. Odio haberme hecho ilusiones con Sarah y que finalmente se haya ido tras ese tipo. Aunque intento comprender que su amor de madre está por encima de todo. Suspiro fatigado, pues Teresa me está haciendo una llamada y para colmo Daniel quejándose de las malas notas de Sebastián. Tengo tanto que hacer y tan pocas ganas de salir de esta habitación. Solo voy a la oficina y vuelvo, apenas puedo escapar de mis obligaciones. Vivo en un constante dolor de cabeza y mientras trato de estabilizarme de nuevo intento imaginar que nada de esto está pasando y soy el mismo Robert de siempre. Sin una ex persiguiéndome y sin la expectativa de tener un hijo con una mujer con la que estoy seguro, no me casaré. Mientras intento dormir un poco, ya que es un poco tarde recibo una llamada, mi sorpresa es enorme. Es Sarah. Mi corazón se agita y me levanto de prisa. Se oye muy triste. Le pregunto cómo está y como está Amelie y hablamos un instante. Por fin puedo
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La boda.
Los días se fueron volando y el día de la boda llegó. Faltan algunas semanas para que Amelie sea operada. Solo espero poder huir con ella cuando esté bien. Odio a Thomas tanto como una vez lo amé. Ha estado tres días de viaje y según llegará directo a la iglesia. Él fue capaz de quitarme mi celular. Así que no he podido hablar más con Robert. Está furioso conmigo desde que supo que estaba haciéndole una llamada. Amelie entra, luce muy bonita, una de las mucamas la vistió. Isabella está en cama y no irá a la iglesia. Cosa que me resulta extraña. Según percibo, tiene más que un simple malestar. Algo muy raro está pasando y no sé si estoy haciendo lo correcto. —Estás muy bonita mami—dice mi hija dándome un abrazo. Intento parecer feliz, pero en realidad estoy destruida por dentro. —Gracias cariño tú también. —Gracias mami. Ambas bajamos las escaleras, el chófer nos espera. Paso a ver a Isabella, pero no se me permite pasar. Un médico está con ella en su habitación. Entonces partimo
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Una muerte inesperada.
Un médico llama a Canadá, al número de Daniel Mackenna y le informa del accidente de su hermano en Florida. De inmediato, Daniel viaja para saber detalladamente que fue lo que pasó con Robert y en qué estado se encuentra. Finalmente, se traslada a Robert a una clínica de Canadá dónde es operado de emergencia para sacar algunos coágulos de sangre de su cabeza. Por el fuerte golpe al caer al pavimento luego del impacto Robert sufrió una fractura craneal severa, la operación fue exitosa, pero no recobra el conocimiento. Los médicos dicen que hay que esperar y así saber si habrá secuelas importantes, pero debido a la magnitud del golpe no se explican cómo es que está aún vivo. El vehículo que lo arrolló se dio a la fuga, aunque ya se manejan los datos del mismo. Mientras tanto, en Florida la boda se realizó según lo planeado. El supuesto Thomas y Sarah contrajeron nupcias y Sarah ignora por completo lo sucedido con Robert. Llegaron cómo esposos a la mansión, Sarah durmió con su pequeña
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