Thomas se entusiasmó al escuchar que mi madre aceptaba ponerlo a prueba, que exclamó:—¡Con gusto haré lo que usted me pida! Por mi parte, estaba sorprendida de que ella estuviera de acuerdo, que inmediatamente intervine para prevenir que se ensañara con él.—Madre, te pido…Sin embargo, mi progenitora me interrumpió:—Lo que harán es ayudarme con los deberes de la casa.Antes de que pudiéramos objetar, Marissa se levantó de golpe y, haciéndonos una señal para que la sigamos, dijo de nuevo.—Vengan conmigo, quiero que se encarguen algo que hay en el jardín.Para asombro nuestro, nuestra encomienda fue desyerbar toda el área, usando solo nuestras manos. Como no podíamos negarnos, inmediatamente nos pusimos a trabajar, para no perder más tiempo. Sin embargo, teníamos el sol en contra, lo cual complicaba más nuestro reto. Una hora después, me quejé.—¡Arg! No pensé que mi madre sería tan dura con nosotros.Thomas, quien ya llevaba largo rato luchando por arrancar los hierbajos que tenía
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