Taylor se estaba encargando de unos documentos en su puesto de trabajo, los cuales eran de alta importancia y no bastaba solo con la firma del Director de operaciones, sino que necesitaba la del CEO. No quería ver a Roger después de la manera en la que se comportó, pero tampoco deseaba pedirle a su jefe Josh que se ocupara de solicitar la firma de su amigo. Esa opción era muy poco ética, así que la descartó. Por tal motivo, se dirigió a la oficina del malhumorado CEO a regañadientes, encontrándose con la puerta ligeramente abierta. En lugar de tocar, la abrió sin pensarlo, topándose con la escena del beso. Permaneció congelado por un instante, hasta que la pareja percibió su presencia. —Ah, lo… lo siento… —tartamudeó, en lo que cierta sensación extraña se instalaba en su pecho. Lo que acababa de ver no le agradó, en absoluto. Roger, por su parte, lo miró con los ojos expandidos, sintiendo como un escalofrío recorrió su cuerpo, partiendo desde los pies hasta su cuello. —Taylor… —p
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