Alexa observa al lobo imponente con pánico. Sabe que se trata de Riú, mas no puede evitar el temor que la hace a temblar, al reparar en lo peligroso que luce él en esa forma.«Vamos, se trata del Iceberg. Él nunca te haría daño», se anima a sí misma.«Me voy a transformar a mi forma humana», le avisa él.—Espera... —Ella lo detiene—. Quédate así solo un poco más.Alexa acaba con la poca distancia entre ellos y suspira profundo para controlar el temor que le pide que huya, luego lo mira a los ojos y extiende su mano hacia él.Sus movimientos son lentos y precavidos, pero firmes, así que la palma roza el rostro lobuno de Riú, quien cierra los ojos al sentir el suave y cálido tacto.Por su parte, lejos de seguir sintiendo temor, Alexa es sacudida por una sensación electrizante y muy agradable, que le saca una sonrisa fascinada. Pronto su caricia es menos sutil y le recorre toda la cara, la oreja derecha y el cuello.—Se siente tan bien... —balbucea ella, presa de un éxtasis que le causa
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