En la clínica…— ¡Familiares del señor, Nataniel Kaffati! —Dijo el médico internista.— Nosotros somos señor, ¿cómo está mi hermano?— Aun no despierta, pero todo está bien. Pueden entrar a verlo y si gustan pueden estar allí hasta que se despierte, él no corre peligro.— ¡Muchas gracias doctor!— Entra tu primero, eres su esposa. —Ordenó Kervin.— No, eso no es justo. Tú eres su hermano y es a quien él querrá ver en primer lugar.— No hay de otra que entremos los dos juntos, pero ya verás que cuando él se despierte me echará a mí de la habitación para quedarse contigo.— ¡Eso ya lo veremos!Los muchachos se metieron a la habitación, el señor Nataniel descansa con sus ojos cerrados, ya no hay rastros de manchas rojas en su cabeza, pues ya se las han limpiado y curado, todas fueron solo pasadas y medios raspones, ninguna es profunda.Los muchachos se pusieron a platicar sobre lo que ha pasado, tratando de encontrarle una salida a ese asunto, cuando de pronto escucharon aquella voz ronc
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