—Te dejo un momento sola, y te enrollas con el primer hombre que se te cruza por enfrente, ¡Ah!, ¡estoy tan orgullosa de ti, amiga! — dijo Dara.— ¡Shhh!, ¡cállate! —demandó Calisto avergonzada, y mirando de reojo al conductor del taxi.— ¡Por fin dejaste de ser virgen, tenemos que celebrarlo!— ¿Puedes callarte, por favor?, y para tu información, no perdí mi virginidad — aclaró.— ¿Cómo?, —chilló Dara con decepción — ¡tienes 26 años, al paso que vas, llegarás virgen a los 40, amiga!, ¡no, peor!, ¡morirás virgen!... qué decepción —bufó. —Estamos en el siglo XXI, eso de llegar virgen al matrimonio ya no se usa.—Ya lo sé y no soy una mojigata, pero tampoco voy a entregarme a un completo desconocido, en un cuartucho de quinta que quien sabe qué era — rebatió Calisto.— ¿Entonces qué paso?, porque parece que te dieron hasta para llevar, amiga.El rostro de Calisto ardía de vergüenza.—Nos besamos, —Dará la miró incrédula —bueno, me hizo un par de cosas… — admitió con el rostro más rojo q
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