Ilán a pesar de que tenía mucho dolor en estos momentos podía sentir que el alivio de encontrarme era muy genuino, no entendía a qué se debía tanto alboroto solo porque no fui a pasar una noche en la casa. Nathan junto con Angelique entraron y al ver la escena se tranquilizaron e incluso decidieron darnos privacidad. — Ilán, creo que es hora de que me sueltes — intenté hacerlo pero él no me soltó — ¿Estás bien? No lo creo para ser honesta, sé muy bien que te he torcido los testículos así que necesito revisarlos. — Lo harás después, me encontraba demasiado preocupado por ti. Nathan cuando me dijo que saliste en el helicóptero pasada la medianoche y miré que no habías llegado — su voz se quebró e hizo una pausa — pensé que te había pasado algo, no vuelvas a hacer esto. — Muy bien, vamos a hablar después pero en este momento tienes que respirar lo más profundo que puedas y aguantar — bajé mi mano delicadamente a su entrepierna y él se quejó — lo sabía, tienes las pelotas torcidas, resp
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