163. Sin medir consecuencia
Pocas veces había sentido un dolor de aquella manera. Supuso que no vio cuando llegó al lugar. Y aun así, pareció que incluso lo llevó a cabo a propósito. Entretanto, cuando las cosas no podían estar peor.Recuerda haber compartido algunas copas con Sean al salir del partido, a pesar de que en esa jugada los Yankees no lograron la victoria. Cuando no se había puesto a decidir si era el momento adecuado para cerciorar que su acompañante traía nada más ni nada menos que unas cuantas copas de más, Sean no quiso ir a su deslumbrante morada en uno de los distritos más glamurosos de Nueva York. Siendo un jugador estrella, con tanta fama y tanta riqueza, le pareció insólito. Y aún recuerda lo que había dicho, con tan afanosa rectitud.—Quiero pasar la noche contigo. Comenzamos juntos, terminemos juntos. Y ya está.A decir verdad no lo quería dejar solo. Su hermano, Tommy, no estaría con él sino con sus abuelos, quienes después de suplicarle a su nieto mayor de que dejara que ellos
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