Yannek: Me resulta increíble, pero es cierto que estoy babeando, saboreando, cual depredador cuando está medio muerto de hambre y es por causa de ella. Mis recuerdos son como un río de lava, que ha comenzado a carcomerme en las últimas horas. La próxima líder de la mafya parece una mujer seria, incorruptible y poderosa. Y así la ven todos, pero por dentro está rota y corrompida por mí, que me adueñé y me vacíe en ese cuerpo atlético. Pareciera que el hecho de que respira, el hecho de que existe, solo sirve para cuestionarme. He tenido miles de oportunidades para matarla, bien pude haberle enterrado una bala en la frente hace años, pero... Sonrío. Este juego mío es uno a largo plazo, es cuestión de resistencia, no de rapidez. Viktoria: —Sígame —piden. Contemplo a una mujer asiática, increíblemente delgada , con collar de sumisa en su cuello, que ha venido hasta mi mesa. Bebo el último sorbo de champán, y la sigo. Caminando por entre la gente que baila o se mete mano
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