IgnacioCuando crees que nada podría salir mal, pero de repente resulta que en un universo de millones de posibilidades puede ser que sí, porque resulta que yo ya tenía planes con mi novia, planes que seguro su madre disfruto arruinarnos.Detengo mi mirada sobre la señora Luisa, que camina molesta hacía nosotros, usando el mismo uniforme que las demás empleadas una falda azul y una camisa blanca de botones.Se detiene cerca de su hija, sus ojos se mueven del rostro de Camila al mío y me mira uniendo el entrecejo seguro es por los moretones que tengo en mi cara.—Buenas tardes joven Ignacio —saludo recorriendo cada parte de mi cara con sus ojos sorprendidos y en un tono serio, luego dejo de mirarme y llevó las palmas de su manos a su falda y la aplano hacia abajo creo que para minimizar una pequeña arruga que ahí tenía.Ahora observa a mi novia con enojo.—¿Qué haces aquí, no sé supone que ya debías de haberte ido? —le preguntó, en un tono molesto, Camila se quedó callada unos segundos
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