THOMAS Thomas se despierta sobresaltado por el sonido de alguien que gime de dolor. Mira alrededor del avión, tratando de encontrar la fuente. Thomas ve a Melina dormida en la silla, sudando profusamente y con el rostro tenso por el dolor. Se pregunta por qué no entró a dormir en el dormitorio. Acercándose, observa que su boca se mueve. Él pone su oído cerca de sus labios para escuchar lo que está diciendo.—Por favor, déjame en paz, Matteo; No le dije a Thomas que te castrara—dice Melina, apretando el puño. Thomas inmediatamente se da cuenta de que está soñando con lo que pasó y comienza a despertarla.—Melina, abre los ojos
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