CAPÍTULO VEINTIDÓS

THOMAS

Thomas se despierta sobresaltado por el sonido de alguien que gime de dolor. Mira alrededor del avión, tratando de encontrar la fuente. Thomas ve a Melina dormida en la silla, sudando profusamente y con el rostro tenso por el dolor. Se pregunta por qué no entró a dormir en el dormitorio. Acercándose, observa que su boca se mueve. Él pone su oído cerca de sus labios para escuchar lo que está diciendo.

Por favor, déjame en paz, Matteo; No le dije a Thomas que te castrara—dice Melina, apretando el puño. Thomas inmediatamente se da cuenta de que está soñando con lo que pasó y comienza a despertarla.

Melina, abre los ojos

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