CAPÍTULO VEINTITRÉS

Melina y Thomas entran al restaurante, seguidos por sus guardaespaldas. Todos los ojos se vuelven hacia ellos cuando entran. Melina ni siquiera quería imaginar las teorías que pasan por sus cabezas en este momento. Apuesto a que la mayoría de ellos se preguntan qué está haciendo con los hombres con tinta en toda la pie. No es que tener tatuajes sea malo, pero todos sabemos cómo el mundo juzga mal a las personas con tatuajes como los suyos. Y en este caso tienen razón porque son personas con las que no debes meterte; si ella hubiera sabido esto también, podría no estar aquí hoy.

Thomas es el único cuyos tatuajes no son visibles, pero también es el más aterrador del grupo. Como hombre de negocios, se aseguró de que sus tatuajes solo se dibujaran en lugares donde su ropa pudiera cubrirlos.

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