11. Hazlo, me duele.
La forma en que Stefano le dijo que era suyo lo hacía estremecer, maldita sea, quería oírlo, decírselo otra vez y por eso acarició su espalda hasta llegar a su trasero y lo apretó contra él, indicándole que siguiera haciéndole saber lo que necesitaba.Los dedos de ese hombre sobre su piel parecían calmar el ardor doloroso de su cuerpo, solo cuando lo tocaba era capaz de aliviarlo y sentir placer, solo cuando se deslizaba por su piel, creando un mapa de su roce y su fricción.— Por favor… Hazlo, me duele— pidió Lysander al fin, abandonándose a la necesidad, a las sensaciones de su cuerpo, eso que no lograba comprender, pero para lo que ese hombre parecía ser la solución.— Señor Dumort…— rogó atrayendo su rostro para poder volver a mirarlo a los ojos.Sí, hubiera sido educado como el omega que era sabría que no debía hacer aquello, no debía mirar a los ojos de un alfa sin su permiso y, mucho menos, acortar la distancia entre sus bocas y besarlo de la forma en la que lo estaba haciendo e
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