Clarisse parpadeó perpleja por lo que aquel hombre acababa de decir. No estaba entendiendo nada, en un momento quería ir con ella, al otro se negaba y luego le decía que la amaba. ¿Qué tenía en la cabeza y por qué se empeñaba en revolver la suya también? Le estaba ofreciendo la oportunidad de poder tener lo que quería, una vida nueva con ella, pero no quería hacerlo porque no quería abandonar lo que tenía en Seattle.—¿No es lo que quieres? ¿No quieres comenzar una vida en donde nadie te ocasione problemas? Eso es lo que te estoy ofreciendo, Soren.—No puedo hacer eso, Clarisse.—Dame una razón válida.—Ya te lo dije. Mi vida está acá y no pienso dejarla, ahora mismo mi empresa requiere que esté al frente con la expansión que hubo hacia Canadá —intentó explicarse mientras buscaba mantener sus nervios bajo controlo—. Además, debo continuar con el trabajo con el FBI. No puedo abandonarlo todo.—¡¿Eso te importa más que yo?! —exclamó, dolida—. Soren, te estoy proponiendo la posibilidad d
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