Miré a mi alrededor y en cada lugar en el que ponía mi mirada, solo veía lo mismo.Mujeres en lencería notablemente costosa.Al parecer Laika y yo éramos las únicas mujeres presentes que estaban con algo que no fuera de encaje. Miré a Nikolay, que estaba paseando su mirada por el local, mientras caminábamos hacia una escalera.—Ya sabes cómo son las cosas, cielo, no me importa lo que consumen mis clientes, pero mis chicas deben estar limpias, no me sirven putas drogadictas en este lugar, no toleraré la violencia y si quieren algo más, consúltenlo conmigo primero; ya sabes cómo llamarme —dijo mientras subíamos y una vez estábamos arriba, fue hacia la izquierda y deslizó la puerta corrediza para dejarnos entrar—. Mi chica los atenderá bien —aseguró antes de irse.Nikolay caminó frente a mí y entró primero, yo lo seguía muy de cerca.Antes de fijarme en la tercera persona presente, vi la elegante habitación; dos sofás negros, uno frente al otro, junto a un par de botones en la mesa, que
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