Han pasado dos semanas desde que Evanora entró en coma, uno que le ponía de mal humor a Marcel, porque no solo tenía que lidiar con sacar su empresa a flote con ayuda de los pocos socios que aún creían en él, sino, porque Leroy hacía visitas constantes, ya había ordenado que no se le dejara pasar, pero él era astuto y compraba a las enfermeras en guardia para que le dieran acceso a sus espaldas. Los minutos pasan, sus hijos estaban a cargo de Erin, la mejor amiga de Evanora, y a quien Finn acosaba en secreto, sabía bien que lo único que quería con ella era una follada de una noche, ya que su vida tenía un plan de seguimiento que debía cumplir, y por si no bastaba con soportar la dura presencia de su amigo, él le pagaba por cuidar de sus hijos. —¿Señor Turner? La voz del doctor lo sacó de su ensimismamiento, giró para encontrarse con su mirada, la cual solo denotaba preocupación, dejando de lado la máquina de comida. —¿Sucede algo? —Me temo que sí, su cuñada, la señorita Tylor, ha
Leer más