Cap. 81
—Mamá. — Llamó Katherine temerosa, atrayendo la mirada ausente de su madre, percibiendo la tristeza en cada extensión de su rostro. — ¿Estarás bien?— Cuestionó de repente. El bienestar de la mujer que le dio la vida siempre fue una de sus preocupaciones, aun si no contaba con la edad suficiente para comprender la angustia.—Por supuesto. — Respondió titubeante, no prometería a Katherine algo que tal vez no recaía en sus manos. — Lo intentaré, ¿sí?— Asintiendo lentamente, depositó otro beso sobre su frente. Luego del largo día y la montaña rusa de decisiones, ambas necesitaban descansar. Sin añadir nada más, la peli-negra se puso de pie, apagó la luz y abandonó la habitación de su hija, dirigiéndose hacia la sala. A pesar del cansancio, la ausencia de sueño logró ofuscarla más de lo que ya estaba, recurriendo a un viejo amigo que aunque no disipaba las penas, lograba hacerlas desaparecer.Decidida, alcanzó un vaso de la alacena, vertió algunos hielos, añadiendo una considerable cantida
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