—Ohh Dante... — llevó su mano a sus labios, emocionada— tu me demostraste siempre cuánto me amabas. Antes y ahora. No necesitas hacer nada extra. Yo también te amo y me encantaría que nos volvamos a casar, a renovar nuestros votos.—¿Entonces si? — le colocó el delicado anillo. Oro blanco engarzado con tres gemas, las señaló y prosiguió— uno por cada hijo que tendremos, hace algunos meses, cuando nos enteramos de tu embarazo, hablamos de un número. El tres era genial entonces. ¿aún vamos por ese número?—Me encantaría llenar nuestra casa con hijos, tener una familia grande. Pero lo que más me gustaría sería… disfrutar y vivir mi embarazo. Con Ángel fue un despertar, miedo, incertidumbre… lo amé apenas lo vi, pero la pasé asustada no sabiendo cómo proceder.—No me separaré de ti. No me perderé otro momento tan maravilloso como es el nacimiento de un hijo.—Lo que sucedió antes… bueno fue un caso aislado. Espero que no aparezca ningún loco, pero si sí, prometo decírtelo inmediatamente.
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