NARRA CLARASiento que el corazón se me va a salir del pecho de tanta felicidad. Ángel saca el anillo de la caja y lo pone en mi dedo. No dejo ni que se ponga de pie porque me abalanzo sobre él para besarlo. Escuchamos aplausos y pude observar a nuestros padres Cecilia traía a mi pequeña y podía ver a Iván en una silla de ruedas, con su pierna enyesada, su brazo inmovilizado y raspones en su cara.—Felicidades, les deseo que sean muy, muy felices. — nos abraza Cecilia, y luego comienzan a desfilar mis padres, mis hermanos, los suyos, sus abuelos, mi tío Ezequiel y demás familiares.—No entiendo, ¿en qué momento hiciste todo esto? — le pregunté ya cuando nos dejaron solos un momento asimilando la noticia.—Sabes como trabajan las cosas con nuestras madres, son capaces de hacer cosas en cuestión de minutos. ¿Te gustó? — Yo lo veo escandalizada.—No, me gusto Ángel. Me encanto, me fascino. Bien sabes desde hace cuánto he querido que esto pasara entre nosotros. ¿No te forzó Rottweiler a n
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