"¡Por qué no te has muerto todavía, maldición! Está bien que estés constantemente merodeando cerca de Brendan y de mí, pero de verdad hiciste que se enfermara tanto hoy. Si no se despierta mañana, ¡te aseguro que no te dejaré en paz!".Habló en voz alta, como si hubiera abofeteado a Deirdre para vengarse de Brendan. Sin embargo, se sintió encantada en el fondo de su corazón después de asestarle la bofetada, ya que había estado aguantando ese enfado desde ayer por la noche. Deirdre retrocedió tambaleándose por el dolor. Le ardía la cara y, cuando se recuperó de la sorpresa, no se enfureció, sino que levantó la cabeza, enfrentándose a Charlene. "¿Ahora ni siquiera te importa montar un acto en presencia de Brendan, eh, señorita McKinney? Si Brendan recobrara el conocimiento casualmente ahora, se sorprendería bastante al verte así, ¿no? O...", bromeó Deirdre antes de reírse tranquilamente. "¿Ya perdiste el sentido por los celos, así que no te podría importar nada más que desahogar tu
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