Narra AinoaMe siento a gusto luego de tanto, pensé que la calma después de la tormenta vendría cuando me fuera de aquí, pero empiezo a vivir momentos especiales con Robert. La manera de besarme, tocarme, mirarme, todo hace de mi algo bonito. Sentirme especial y acariciada con tanta dulzura, me gusta. Aunque sé que no inició como todos esperaban, pero se forma un camino en el que está empezando gustar caminar.—Ya es hora de dormir —dice Robert saliendo de su despacho, parece agotado.—Está bien —respondo dándole un beso de despedida.Voy hasta mi habitación y el me detiene.—Espera, ¿A dónde vas?—A mi habitación.—No, no puedes dormir en ese lugar, eres mi esposa y debes dormir en mi habitación, conmigo.Sus palabras me aceleraron la respiración.—¿Tu esposa?—Si, eso eres, mira tu mano, ese anillo te lo puse yo.—Robert, pero…—Sé lo que piensas y como te sientes, sé que fue repentino; pero me gusta. Este rol de esposo me gusta, más porque contigo me siento bien, pero si crees que
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