Dulce GarcíaMis ojos pesaban, quería seguir durmiendo, pero la luz daba justo en mis ojos y unos brazos me sostenían, ¡Unos brazos! Me senté y observé a mi alrededor, estaba en la habitación de Massimo, entonces recordé nuestra noche, algo desorientada, camine hasta el baño, allí arregle un poco mi cabello y luego de un corto baño me salí, necesitaba irme a casa, no sabía bien qué hora eran, pero ya había pasado la hora de despertar de mi hija.Volví a la cama y apenas me senté al borde de esta, vi mi anillo de promesa y sonreí como una niña, le había dicho que sí, que, sí me casaría con él, solo en veintiún días más seria la señora de Onuris, pero como habíamos hablado antes, todo sería metódico, esta semana sería la inauguración de la pastelería, en ese mismo evento me propondría matrimonio y me daría el anillo de compromiso y pediría mi mano, finalmente nos casaremos en una pequeña ceremonia.Solté un suspiro y luego escuché como mi móvil sonaba, busqué entre mis cosas, encontré l
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