Tiempo libreCuando regresamos al coche, Arthur ya estaba aguardando por nosotros. El protocolo de embarque y desembarque ya comenzaba a formar parte de mis automatismos. La caballerosidad era sencillamente algo que, a riesgo de ser reiterativa, no faltaba en esos lares. Subí al lado del señor Cavill, quien después de hacerme aquella advertencia se había quedado callado por completo. Yo de igual manera, temerosa de no remover el tema que me obligase a tocar el tema de mi situación familiar, preferí callar.Yo sabía que si iba a seguir al lado del señor Cavill, seguramente tarde o temprano iba a tener que contarle todo, puesto que mis planes eran sacar a mi hermano, apenas tuviese la oportunidad, pero de momento prefería guardarme la información para no caer en el terreno de la lástima y la conmiseración. Además, yo odiaba eso, odiaba que la gente se compadeciera de mí por ser la huérfana que lucha por su hermano. Me incomodaba de manera suprema el hecho de que me tuvieran lástima, eso
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