Punto de vista de RyanDespués de veintiocho años, lo miraba con los mismos ojos mientras nos movíamos al ritmo de la música, como si estuviésemos en una enorme pista de baile.Su aire me embriagaba como un cosquilleo en el pecho y, por un momento, sentí que solo éramos los dos en el mundo, sin divorcio, sin la idiota de Amanda, sin nuestros padres juzgándonos, nadie más que él y yo en un perfecto pedacito de realidad.Él era mi todo, y no me daba miedo decirlo, aunque era bastante consciente de que eso podría salir muy mal para mí.Respiré hondo y recosté mi cabeza en su pecho, lo abracé por el torso, en tanto llevó sus manos a mis brazos, y nos movimos despacio al ritmo de la música, como suave vals.Inhalé con calma, y un aroma fuerte entró a mi sistema, uno que me embriagó al instant
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