Ciara Me alejé de la habitación sin poder ser capaz de seguir contemplando aquella escena, la culpa carcomiendo mi ser, mi hija no merecía tenerme como madre y ni que el maldito de Benjamin fuera su padre. No, ella merecía lo mejor, una madre que fuera capaz de darle lo que en verdad necesitaba, no sólo amor, un padre que estuviera para ella, que la llevara a dormir y le leyera cuentos todas las noches. Deslicé la puerta de cristal y me acerqué a la baranda, poniendo mis brazos en el filo de este y perderme en las luces de la ciudad, imprecándome de ella y aún sin poder creer en el lugar donde me encontraba. «¿Cómo es que una mesera de bar terminó viviendo en aquel Pent House,» me pregunté a mi misma, «¿cómo es que fui capaz de aceptar la ayuda de un desconocido?» Fue por ella, por Elanna me arriesgué y me seguiré arriesgando para merecerla, para cuidarla y mantenerla a salvo. —Aquí estás —murmuró a mi espalda, no respondí, no quería que escuchara mi voz rota y tampoco me giré a ve
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