Cap. 86: Enemistad
—Mira los rostros de esta gente que se llama a sí misma “Sobrevivientes”, se aferran a lo que les queda de vida porque sienten que se les escurre entre los dedos, porque han sentido el frío aliento de la muerte soplándole en la nuca —murmura el Tirano mirando asqueado a los refugiados que permanecen sentados en sus lugares, casi sin hacer movimiento alguno, cada tanto susurran algunas palabras a sus compañeros, pero incluso ahorran en hablar, no hay motivo para hacerlo, sin duda creen que el silencio es un buen compañero que les permite hundirse más en su soledad y miseria.—Al menos nos sirven para mantenernos, un pastor necesita de su rebaño para sustentarse —responde una mujer rubia de mirada altiva sentada en uno de los sillones con las piernas cruzadas. —Es que son tan deprimentes, dan tanta lástima que ni siquiera creo que merezcan gastar el aire que respiran —susurra el Tirano de pie con las manos entrelazadas detrás de la espalda.—Pero no podemos deshacernos de ellos, aun n
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