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Todos los capítulos de La amante de mi jefe : Capítulo 41 - Capítulo 50
64 chapters
Hora de enfrentar la realidad
Pasé todo el día con Max, quien me ayudó a olvidar por un momento todo lo que estaba ocurriendo en mi vida.Cuando llegó la noche, me resistí a encender el teléfono, consciente de que pronto recibiría llamadas de Eduard. Opté por ayudar a Max a preparar la cena en lugar de enfrentar esas conversaciones. Fue reconfortante pasar un día divertido con Max, una decisión acertada en medio de la tristeza que me rodeaba.Mientras cenábamos juntos y veíamos televisión en la sala, reflexionaba sobre cómo otra persona ocupaba ese lugar en mi vida. Sin embargo, las circunstancias se desarrollaron así. Tal vez un final feliz no estaba destinado para mí y Eduard.—Deja de pensar en él —me aconsejó Max, sentado a mi lado, como si pudiera captar mis pensamientos.—¿Has experimentado algo similar en tu vida? —pregunté.—Te lo contaré si terminas tu cena. Casi te cortas un dedo ayudándome a prepararla, así que asegúrate de alimentarte bien —dijo con una sonrisa cálida, recordándome a mi madre.—Está bie
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Cumpliré mi palabra, pero no mi promesa
Como le mencioné a Max, regreso al apartamento después de solo un día fuera para reflexionar. Aunque siento que ese tiempo no es suficiente, considero que no volver sería lo mejor para mí. No sé cómo reaccionaré al ver a Eduard ni cómo él responderá.Antes de salir, dejé el apartamento en orden y las prendas de dormir que Max me regaló. Solo tomé la ropa que llevaba el día anterior; Eduard me había comprado algo formal, y al menos no me quedaba grande.Ahora estoy frente al edificio que supuestamente es mi hogar actual, pero ya no lo siento así. Aunque el apartamento pueda estar a mi nombre como un regalo de Eduard, ya no deseo nada relacionado con él.Decidí venir por la mañana aprovechando que probablemente esté en la empresa, y personalmente, no planeo regresar más. Estoy pensando en dejar mi carta de renuncia sobre su escritorio lo antes posible.Las puertas del elevador se abren, y camino por el pasillo de manera vacilante. Mi corazón debe estar preparado; de todos modos, ya conoz
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Me amas
—Suéltame, deja de complicarnos las cosas —le pedí, aún encima de mí sin soltar mis muñecas.—No permitiré que te vayas, Sandra. Seguro te irás con ese tipo con el que estuviste anoche, sobre mi cadáver —sentenció, aumentando la presión sobre mi cuerpo.—Max no tiene que ver con esto. Todo lo que pasó es tu culpa. No puedes retenerme a tu lado por mucho tiempo. —Haré lo que sea para que te quedes conmigo —señaló, sosteniendo mi barbilla con una mano—. Por ahora, no quiero verte cerca de ese tipo. No vuelvas a quedarte en casa de otro hombre. —No pierdas tu tiempo poniéndome condiciones. No tengo por qué obedecer. Es mi vida personal, está fuera de nuestro trato. Recuerda que no eres mi pareja. Y me seguiré viendo con Max quieras o no —demandé, mirándolo con desdén. —¡Sandra! —pronunció mi nombre con enojo, apretando el agarre en mis muñecas sobre la cama—. ¿Acaso te importa ese hombre? ¿Has hecho algo con él?. Tal vez pueda mentirle sobre Max para que me deje en paz. Mantener un po
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Tormentoso amor
Estuve en la reunión con los colaboradores y fue un éxito. Sin embargo, me sentí un tanto abrumada por la mirada de Eduard, quien me observaba disimuladamente. No tuvo tiempo para reprocharme que aceptara la invitación a almorzar del señor William, ahora conocido como Will.Al finalizar la reunión, pensé que podría evitar a Eduard, pero antes de que escapara a mi puesto de trabajo, me pidió que lo esperara en la oficina, alegando que necesitaba mi ayuda con un papeleo.—Eduardo... —pronuncié su nombre al responder a su llamado en la oficina. Él estaba de espaldas, mirando por el ventanal que ofrecía una buena vista de la ciudad.—Ven aquí —ordenó, aún de espaldas. Su voz calmada inexplicablemente me aterraba. Me acerqué como indicó y quedé de pie a sus espaldas, sintiéndome incómoda.—¿Cuántas veces debo decirte que no me llames por mi nombre cuando estamos solos? —preguntó al girarse hacia mí, con un rostro serio.—No quiero ser más íntima contigo —declaré.—Ya somos lo suficientement
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Apoyo familiar
[...]Han pasado días, y la situación entre Eduard y yo no mejora. Aunque llevamos un mes juntos, descubrí recientemente que tiene una prometida, lo cual ha convertido estos días en una experiencia angustiante al saber que comparte su vida con otra mujer.Desde nuestra última conversación, Eduard ha estado distante y frío. Aunque trató de evitar que viera a William, de todos modos almorcé con él. Aunque visita el apartamento de vez en cuando, solo viene a la cama por las noches, satisfaciéndose con mi cuerpo y luego mostrándose frío antes de irse.Afortunadamente, los fines de semana no estoy en el apartamento; paso ese tiempo con Max para no sentirme completamente sola. Aunque Eduard me ofrece lujos y joyas en su elegante apartamento, no es suficiente, ya que lo que realmente deseo lo tiene otra mujer.Me pregunto si alguna vez Eduard sintió algo por mí, si mis sentimientos son unilaterales. Incluso tuve la valentía de expresárselo, pero él nunca ha dicho que me quiere o que le gusto.
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La amo
...**Eduardo**—Oye, por favor, deja de beber —insistió William una vez más.—Déjame, si realmente eres mi amigo, permíteme tomar —respondí, llevando el vaso de licor a mis labios.—¿No deberías estar contento por tu próxima boda? —inquirió, resignándose.—Sabes muy bien por qué estoy comprometido con Megan.—Pero es hermosa, tienes a una modelo como futura esposa, y estás aquí bebiendo como si esa fuera la raíz de todos tus problemas.En realidad, la causa de todos mis problemas es precisamente el compromiso. Si no estuviera comprometido, ese anillo que Megan lleva en su dedo ya estaría en la mano de Sandra.—No la amo, William, ni siquiera soporto estar en la misma cama con ella —confesé.—¿No han tenido intimidad? —puso cara de sorpresa.—No entiendo por qué te sorprendes tanto; ya te dije que no la amo. No estoy con nadie sin sentir algún tipo de afecto.—Vaya, eres increíblemente una caja de sorpresas. Con una modelo así, ningún hombre se resistiría.—Puedes casarte en mi lugar s
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Mujer venenosa
**Sandra** ...Después de una jornada laboral, me dirijo al baño antes de salir a almorzar con las chicas, quienes hoy prometieron no abandonarme para estar con sus parejas, evitando dejarme sola en un mar de lamentaciones.Anoche dormí en casa de mis abuelos, sin saber si Eduard fue al apartamento. Aunque dudo que lo haya hecho, esperaba al menos una llamada suya si me necesitaba. Sin embargo, nada llegó, quedando atrapada solo en la esperanza.—Así que eres Sandra —oí una voz chillona detrás de mí. Miré el reflejo en el espejo y me encontré con una mujer rubia perfectamente vestida de negro, provocativa.—¿Necesitas algo? —me volví hacia ella, tomé papel de baño y sequé mis manos recién lavadas.—No hemos hablado desde que llegué aquí. ¿Me estás evitando, Sandra? —su voz sonaba odiosa, sin tener la confianza suficiente para tutearnos.Desde que llegó a la empresa, la he evitado deliberadamente. Cuando viene con Eduard, me voy al departamento de ventas y si me necesita, me llama. Tod
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Te seguiré a donde vayas
Estaba en la cafetería cuando escuché tacones resonando detrás de mí, como si alguien viniera corriendo. Al girarme con mi café, me encontré con Amanda y Lilian, quienes se detuvieron frente a mí, tomando aire de manera exagerada después de correr. Supongo que ya saben lo que pasó; debe de estar esparcido por toda la empresa.—Sandra... —Amanda pronunció mi nombre, tomando aire— ¿Estás loca? ¿Te falta un tornillo?.—¿En serio hiciste eso? —indagó Lilian, un poco más recuperada que Amanda.—Chicas, ¿vinieron hasta aquí solo por el chisme? —casi reí. Están todas desarregladas y agitadas por venir hasta aquí como locas.—¡Por supuesto! —chilló Amanda— Nos acabamos de enterar de lo que pasó, que golpeaste y le tiraste café encima a la señorita Megan. ¿Eso es cierto?.—Bueno, vine a buscar otro café. ¿Eso no les da una respuesta? —me encogí de hombros.—Sandra —Lilian me miró atentamente—, sabemos que no eres capaz de hacer algo así; no eres una mujer impulsiva. Pero dijeron que no fuiste c
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La madre de Eduardo
**Eduardo**—¿No la despediste después de lo que me hizo? —me reclamó Megan, visiblemente molesta.—No me dirás lo que debo o no hacer con el personal de mi empresa —respondí fríamente.—¿Con el personal o con ella? ¡Soy tu prometida! —exclamó.—Lo sé, m*****a sea. Sé que eres mi prometida, y todo el tiempo me lo recuerdas —terminé irritado.—¡Entonces actúa como tal!.Enojado, la acorralé contra la pared, tomé su mentón con fuerza y la obligué a mirarme a los ojos.—Escúchame bien, Megan —empecé—. No te hagas la víctima. Sé por qué lo hiciste, pero te pido que no interfieras en mis asuntos, ya sea en la empresa o en cualquier otro aspecto de mi vida. Si vuelves a hacer algo así, arruinaré tu carrera como modelo, y todo este juego del matrimonio se vendrá abajo. Es una advertencia.La solté bruscamente y me dirigí a la habitación, dejándola sin argumentos. Sabe que hablo en serio y tengo el poder para arruinar su reputación si comete otro error. Hoy se metió con Sandra, lo más valioso
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Ella tiene dueño
—No bebas más —me pidió Max, otra vez tratando de impedir que me lleve el vaso a los labios. —Déjame, Max, quiero beber aunque no me sienta bien; ayuda a olvidar —insistí, logrando finalmente tomar mi vaso con éxito mientras sentía cómo el licor me quemaba la garganta.Después del trabajo, le pedí a Max que me llevara a un bar cercano; tenía muchas ganas de beber, algo inusual en mí. Eduardo tuvo que irse a casa de sus padres para cenar con Megan, seguramente discutiendo los detalles de su próxima boda. Mientras tanto, yo estaba sentada en un taburete, ahogándome en el alcohol y tratando de olvidar a Eduardo por un breve momento.—Hoy conocí a su madre —comenté a Max mientras tomaba otro trago amargo —. Me trató maravillosamente, es una mujer excepcional, incluso se consideró mi amiga. ¿Puedes creerlo? —reí irónicamente.—¿Y eso es malo? —Max también bebió de su vaso.—No lo es, pero... —hice una pausa, bajando la mirada —. Pero fue tan bueno que no creo merecerlo. Incluso esa señora
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