Giró al ver el causante de sus latidos acelerados, definitivamente era él, el guapísimo director con el que había estado hace varias noches. —¿Quieres que te lleve a casa? Tu chófer ya se ha marchado. —Le susurró Javier en el oído izquierdo para que Mayo no lo oyera, había escuchado la conversación de ambas chicas. No había enojo ni burla en su voz,sino preocupación. Sabía que el hecho de que Abril estuviera tan distraída cómo para no recordar el día festivo,era su culpa en gran manera. La rubia seguía estática,sin poder articular palabra,de pie,con las manos del mayor rodeando sus caderas y el teléfono en su oreja derecha. No sabía qué hacer con su mano izquierda, si golpearlo y salir corriendo de allí a toda velocidad o rodearlo y besarlo de nuevo porque de algo estaba segura, quería probar sus labios una vez más. Miró su atuendo,llevaba un top casual; suéter de cuello alto gris oscuro debajo de una chaqueta deportiva de tweed del mismo color. Con pantalón de pana negro y zapatos
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