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28- PADRE SOLTERO. Viniste por mí.
Ana se tensó tan fuerte que temió se le rompieran un par de costillas.— ¡Tú! — dijo Albán al ver a Maxwell y volteó la mano para agarrar su arma que estaba en la parte de atrás de su pantalón, pero el científico levantó el pie y le dio una patada tan fuerte en el pecho que lo lanzó de espaldas y el policía cayó como un costal de papas frente a Ana que tuvo que levantar los pies para que el hombre no los aplastara.— Si, yo, pedazo de m1era — le dijo Maxwell. Albán sacó el arma del pantalón y cuando le apuntó al hombre Ana le pateó la mano y el arma se disparó rompiendo el cristal de una ventana y rodó por el suelo. Ana vio que las llaves le colgaban de la correa del pantalón y las pisó con fuerza, y cuando Albán se puso de pie, el seguro se rompió.El policía se abalanzó hacia Maxwell, y logró acertarle un puño fuerte en el pómulo que lo desestabilizó, pero para sorpresa de Ana, el hombre le devolvió el puño al policía con tanta fuerza en la nariz que comenzó a sangrar de inmediato.
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29- PADRE SOLTERO. Un hombre peligroso.
Ana se aferró a la mano de Maxwell mientras corrían por la calle y nunca se había sentido tan libre como en ese momento. Ni el dolor en el cuerpo ni el miedo de las represalias del Albán podían arrancarla de ese momento, con la mano del hombre entre la suya y el corazón martilleando en el pecho.Maxwell había dejado su auto en la esquina y solo después de entrar y arrancar el hombre dejó escapar el aliento.— No puede ser que hiciéramos esto — dijo y Ana estiró la mano para agarrarlo por el hombro.— Gracias — le dijo — de verdad gracias, parecías un superhéroe — Maxwell aceleró y las mejillas se le pusieron un poco rojas.— Papá Emilio prácticamente me obligó a entrenar, él tuvo que pelear a puño limpio varias veces para defender a mamá y bueno, creyó que era mejor que estuviéramos preparados, creo que sí sirvió de algo — los ojos de Ana se llenaron de lágrimas.— Claro que sirvió, me salvaste la vida — Maxwell la miró.— ¿Ese hombre te hubiera matado? — Ana se encogió de hombros.—
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30- PADRE SOLTERO. Profundo.
Cuando Ana se bajó del auto de Maxwell una oleada de dolor la acometió, no solo por el par de golpes que le había dado Albán, si no por todo el esfuerzo físico que había tenido que hacer. Lo único que quería era darse una ducha larga y dormir.Cuando estaba ya en la puerta, Maxwell evitó que entraran y sacó su celular.— No podemos permitir que Emanuel nos vea así — Ana miró al hombre, le sangraba un poco la nariz y tenía un par de morados en el rostro, pero no se veía tan mal, de seguro lo decía por ella — Ámeli, ya estoy con Ana, estoy en la puerta, pero lleva a Emanuel arriba… Gracias.Esperaron un par de minutos y luego entraron, la sala estaba vacía y cuando Ana se miró en el espejo junto a la mesa casi se cae de la sorpresa.Estaba pálida y sucia, con el labio roto y el pómulo inflamado, si Emanuel la hubiera visto así se hubiera asustado, Maxwell tenía razón.Ámeli bajó por las escaleras y cuando los vio abrió sus grandes ojos claros y se sentó en uno de los escalones.— ¿Qué p
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31- PADRE SOLTERO. Quien tiene más poder.
Pasaron un par de días después del encuentro con Albán y Maxwell se sintió más tranquilo al sentir que las represalias del hombre no habían llegado, tal vez nunca lo hicieran, que había entendido que Ana ya no le pertenecía y que tenía ahora quien la protegiera de verdad.Ese día regresó al laboratorio, varios estudiantes tenían practicas esa semana y aparte de trabajar en sus propias cosas, debía ayudarles y estar pendiente de que no incendiaran el lugar, así que llegó bien temprano esa mañana y se puso a trabajar. Y pasado el mediodía el celular vibró en su bolsillo y Maxwell miró el contacto, era papá Emilio.— Papá, ¿Cómo estás? — le preguntó Maxwell y Emilio habló bajito al otro lado.— Bien, Clarissa está en el probador de ropa, de ante mano te digo que te compró una camisa con flores que no te gustará pero tiene que decirle que sí — Maxwell sonrió, extrañaba a sus tres padres, pero Emilio y su madre se merecían ese descanso, y la carrera musical de Xavier le demandaba mucho tie
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32- PADRE SOLTERO. Trato duro.
Cuando Maxwell llegó a casa esa tarde, Ana y Emanuel estaban terminando un trabajo importante del niño donde tenía que construir una historia a base de fotografías y toda la mesa estaba llena de imágenes y recortes llenas de pegamento y él se sentó en la mesa junto a la maestra que le sonrió. Emanuel se los quedó mirando.— ¿Cuándo me piensan decir que son novios? — les preguntó el niño y Ana se atragantó con su propia saliva.— No somos novios — le dijo al y le pasó otro recorte. Lo cierto es que era verdad, novios no eran, pero tampoco solo amigos.— ¿En serio creen que no me doy cuenta que se escapan a la habitación del otro en la noche? — Ana sintió que la cara se le puso roja y negó.— Que imaginación tienes, mejor aplicala a buscar la escena que nos falta — Emanuel miró la revista que tenía en las piernas y murmuró:— Parece que a los que les falta imaginación es a ustedes, esa excusa de que se rodaron por las escaleras no se las cree nadie — Maxwell se aclaró la garganta.— Nos
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33- PADRE SOLTERO. Una visita familiar.
Ana había preparado la mejor cena que se pudo inventar, nunca se había sentido tan nerviosa como esa noche y esperó no haberle transmitido esos nervios al sabor de la comida. Maxwell le había insistido que encargaran la cena, pero ella insistió más en que quería hacerla ella, quería darla una buena impresión a los tíos de él. Una duda grande se instauró en su pecho, ¿Y si la pareja veía a advertirle a Maxwell que Ana no era buena para él? ¿O a echarle en cara que ella lo había metido en todo ese lío? Maxwell se vistió, bañó a Emanuel y lo vistió con la ropa bonita que tenía el niño el fondo del armario y Ana no tuvo más alternativa que ponerse el vestido más lindo que tenía que ya estaba un poco desteñido y ajado. Hizo una nota mental para comprarse un poco de ropa con el sueldo que Maxwell le estaba pagando y cuando salió a la sala papá e hijo tenían todo bien organizado. — ¿Hace mucho no los ves? — le preguntó ella y se sentó nerviosa en una silla junto a la mesa. — Como un año,
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34- PADRE SOLTERO. Lejos y a salvo.
— ¿De qué están hablando? — preguntó Maxwell con evidente malgenio y tomó los sobres frente a él y los observó.— Como escuchaste — continuó el tío Johan. Emilio nos contó lo que está pasando y no permitiremos por ningún motivo que les pase algo.— Los abogados de Transportes Imperio están trabajando en el caso — les contó Luis — pero el hombre está bien protegido, no existen antecedentes y sus archivos de la policía están borrados casi desde que empezó su carrera —Maxwell dejó los sobres sobre la mesa y se puso de pie para caminar por la sala.Ana tomó los papeles, en efecto, eran sus pasaportes y ella se preguntó como conseguirían toda su información.— No podemos irnos — dijo Maxwell y continuó caminando por la sala de un lado para otro — ¿Cuánto tiempo? — Luis ladeó la cabeza.— El suficiente como para que logremos encontrar como detener a ese monstruo — pero Maxwell se veía entre asustado y enojado y eso la asustó a ella.Emanuel se acercó a Ana al ver a su padre así y ella lo ca
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35- PADRE SOLTERO. El peligro que acecha.
Albán se recostó en el marco de la puerta, el joven que estaba sentado frente al escritorio parecía temblar y él se lo quedó mirando fijamente.— No señor — dijo, de verdad la voz le temblaba — no he logrado encontrar la dirección de la casa del científico, solo el laboratorio donde trabaja, lo he intentado, pero de verdad no he podido — Albán dejó escapar el aliento y tuvo que aguantarse las ganas de golpearlo en la cabeza con fuerza.— Eres un put0 hacker, si no puedes encontrar una simple dirección entonces para qué sirves — el joven palideció.— Hackeé la universidad, pero no tienen registros de donde viven sus empleados, si tan solo pudiera tener su apellido o un segundo nombre…— Ya te dije que no tengo put4 idea — le dijo Albán en voz alta y el joven dio un salto — quiero que encuentres a ese hombre a como dé lugar, o tendrás que irte a vender arepas a a la esquina con la put4 de tu madre — el joven miró de nuevo a la pantalla y luego parpadeó.— Señor, ¿Ese niño que parece en
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36- PADRE SOLTERO. El inicio de un tormento.
La casa se había llenado de hombres, y Ana no pudo evitar sentirse incómoda. Luis y Johan habían contratado un guardaespaldas para cada uno y el de Ana era un hombre alto, de gesto huraño que parecía estar siempre de mal genio y cuando ella le ofreció limonada la rechazó decentemente. Johan estaba terminando de vestir a Emanuel, abrochándole los botones de la camisa hasta bien arriba de la garganta y el niño le pidió ayuda con una mirada a Ana que se rio. — ¿Estás seguro que irás tú? — le preguntó Ana y Johan asintió. — Es mejor que te quedes en casa, no es seguir para ti salir, yo llevo a Emanuel a la escuela para que presente la maqueta — Ana asintió, se sentó en la mesa y comprobó que el perfecto sistema solar que había hecho con el niño estuviera en perfecto estado antes de que salieran de casa. Johan empacó todo lo que Ana le entregó para que llevara, un trabajo escrito para la profesora de idiomas, otro de unas planas de caligrafía para el profesor de artes y tambien el cuade
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37- PADRE SOLTERO. Una ayuda especial.
Ana sintió que estaba cayendo en un vacío, como si la hubieran empujado por el borde de un edificio y estuviera a punto de chocar contra el suelo. La cara muy pálida de Maxwell cuando abrió la puerta y el rostro golpeado de Johan de inmediato le dieron el peor de los presentimientos.Cuando el rubio le contó lo sucedido la embargó una rabia tan grande que golpeó con el puño y cuando le sangraron los nudillos Maxwell la agarró desde atrás.— No es justo — dijo ella y volteó, el hombre la abrazó con fuerza, su corazón latía desbocado como el de un caballo al galope — Albán es un monstruo, ¿Cómo pudo hacer eso? — Maxwell la apartó para mirarla a la cara.— Él dijo que sabías donde encontrarlo, Ana, ¿Dónde está? — Ana lo pensó por un momento, pero, si el hombre no estaba en su casa no tenía la menor idea, así que negó y las lágrimas no le permitieron ver.— Lo siento, esto es mi culpa, yo lo traje a sus vidas — Maxwell la sacudió por los hombros.— ¿Cómo se te ocurre decir eso? No es tu c
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