Al llegar al hotel, el rostro de Agnes paso de ser uno de completa felicidad a uno de preocupación y un tanto de deseo. La sujete de la mano para brindarle más confianza y hacerla sentir segura. En el elevador sonreí al escucharla suspirar, está muy nerviosa y se perfectamente por que es. No debe ser nada fácil entregarse a un completo desconocido. Se que entre los dos existe una fuerte conexión física y sexual, pero para una dama como ella, también es importante el aspecto emocional. En el pasillo antes de entrar a la lujosa habitación cubrí sus ojos con uno de los pañuelos que previamente tomé de mi closet antes de salir de la residencia.—¿Qué haces? —dijo con una enorme sonrisa en sus labios.—Tranquila —la guie al interior de la alcoba y sin duda los encargados del hotel realizaron un excelente trabajo con la decoración. Con rosas blancas y velas del mismo color, le dieron al espacio una nueva vista… aquella que es más romántica para una noche de pasión o mejor dicho, en mi caso,
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