AmayaYo solo esperé sin más, no me hice muchas expectativas y fui consciente de que debíamos separar, hasta cierto punto, nuestras responsabilidades. Claro, alguna si van ligadas a otras, pero era una cuestión más de percepción que otra cosa.Al menos así lo veía.A mi marido le gustaba siempre, siempre, tener algún tipo de interacción bonita conmigo, a veces me enviaba dulces, otras veces me enviaba flores, pedía comida para que me dieran alguna de mis platillos favoritos o me pasaba buscando para llevarme algún restaurante que yo no conociera, los cuales eran muchísimos los que existían en la ciudad.Y eso era decir mucho.En ese tipo de salidas comencé a socializar mucho más con el mundo de Las Vegas, el que estaba bajo el manto del The Strip, uno en el que había mucha gente unida, n
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