Cerca del atardecer, Rafael tuvo que ir a las oficinas de la policía para estar pendiente de todo el proceso de investigación porque no se iba a quedar con los brazos cruzados. Incluso le dejo claro a su esposa, que así sea cualquier cosa pequeña que ocurra allá en la mansión, que le avisara, así sea una noticia pequeña. —Disculpe, señor. Tiene que esperar un poco más porque el detective, en este momento, está ocupado atendiendo otro caso—apenas le dijo esa respuesta, esa joven secretaria, Rafael, no dudo en ir hacia una máquina de café para tomarse algo. Porque tanto físicamente como mentalmente estaba agotado, preguntándose a sí mismo hasta cuando iba a durar esta pesadilla, porque incluso con la muerte de Olivia, nada había vuelto hacer igual. Por otro lado, Stephan estaba preocupado con los nervios de punta, teniendo miedo de que lo empiecen a señalar con alguna prueba que la inútil de Cora tuvo que hacer para complacer los caprichos de Pablo. —¡Genial, esto me tuvo que ocurr
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