PARTE TRES: UN HIJO QUE NO SE PUEDE AMAR CAPÍTULO CUATRO Frente a los ojos de Diego toda una maravilla que él no podía celebrar porque no tenía el valor de acercarse. — ¿Y el bebé, podemos verlo? —Preguntó Fermín todo emocionado. Dayanna lo miró, no, no era una mirada cualquiera, no era una mirada que pretendía contestar con amabilidad y lo peor era que, ni la misma Dayanna podía explicarlo. —No, no aún, —contestó fríamente. —Esperemos solo un momento y vendré con más información. —Y sin más, Dayanna se retiró. Tan pronto como ella lo hizo, el señor Muriel, las amigas de Andrea y Fermín se abrazaron. Todo había salido perfectamente, todo había salido como lo esperado y Andrea y su bebé iban a estar bien. —Bien, ahora que ella está más tranquila, deberíamos de ir por un café, ¿quieren un café? —Preguntó una de las amigas de Andrea siendo completamente otra persona, pasando de ser una caprichosa a ser muy dulce. —Sí, es lo que estoy necesitando —dijo el señor Muriel, —Fermín, ¿
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