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Todos los capítulos de Incubus: Mi demonio del placer: Capítulo 11 - Capítulo 20
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10 - Una sorpresa.
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emme... Abrí mis párpados y visualicé una bandeja sobre la mesa de cristal. Parpadeé un par de veces para mejorar mi retina y dibujé una sonrisa tonta con eso. No dudo que Carlisle, debería haberlo hecho antes de irse. Suspiré de felicidad, sin embargo, sintiendo un poco de debilidad al levantarme de mi cama. Cubrí mi desnudez de los pechos, con las sábanas de tonalidad lila. Llevé mis vistas hacia mi lado derecho, y sentí un vacío por él no está allí. Despertando junto conmigo. Pero siempre en mi mente se remetía aquella escena, de él acostado y sudado después de hacer el amor. Mirándome con esos zafiros ardientes que me hipnotizaban de pies a cabeza. Y siempre esbozando una sonrisa de canto de boca, que me volvía loca para unirme en cuerpo y alma. Sin llamar al resto del mundo ni a las horas. Que parecían correr agilmente cuando estábamos acostados y abrazados. Llevé mi mano izquierda a mis cabellos, recordándome
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11- El retorno de la mano izquierda.
Localización: En alguna parte del oeste de Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Observé a Emmeline durmiendo profundamente. Su pecho subía y descendía profundamente, mientras que sus pestañas gruesas se retorcían una y otra vez. Lo que me hacía preguntarme, con qué estaría soñando y con quién. Dibujé una media sonrisa en mis labios, de una manera placentera en poder mirarla así en mis brazos y en una cama. Completamente desnudos después de tres horas de sexo. Llevé las puntas de mis dedos hasta aquellos mechones de cabello rizado, y de tonos marrones con pequeños hilos dorados. Que se equilibraban con sus cejas dibujadas, nariz fina y crujiente y labios carnosos en un tono rojizo. Que me remitían a fresas jugosas, de tan rojizo que eran. Deslicé hasta su mentón suave y me demoré, mirándolo con atención. Saboreé cada parte de aquella cara, que le remitía la diosa Venus de la pintura de Sandro Botticelli. Una de mis favoritas, que ahora sería más por
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12 - Un novio angelical
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Bajé la mirada azulada de aquel cuerpo humano. mirando el líquido envejecido y oscuro de mi vaso. Suspiré levemente mientras pensaba en las palabras que Mavis había dicho hace segundos, volví mi atención hacia aquella morena del color del pecado que me miraba seriamente. –¿De verdad crees que Rex ocultaría algo? –Me relajé más en la silla cuando le pregunté. Mavis unió sus dedos unos a otros y movió esos labios rojizos. –No lo dudo. –Soltó mientras suspiraba nerviosa. Como si algo la molestara en aquel asiento del sillón, pero era el asunto en cuestión el que agonizaba. –¡Pensé que era raro que él viajara sin avisarnos y dejarlo así! –Bueno, por lo que él dijo... –Meneé la cabeza de un lado para el otro levemente. –No me lo creo. –Y otras cosas! –Refuté en un tono cómico, y ella giró los ojos tirando la cabeza hacia atrás. –Carl... –Volvió y comenzó. –... Rex anda bastante extraño hace dos años. –No me
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13 - Un pasado no muy nítido.
Ubicación: En alguna parte de Luisiana. Carlisle... Año 1990. Mil novecientos noventa, el año que se estaba preparando para decir un breve adiós y decirme cómo los siglos pasaron lentamente, pero al mismo tiempo rápidos. Y que Bill Clinton toma posesión como el 42º presidente de los Estados Unidos. He visto tantas cosas sucediendo, que cualquier ser humano ha vivido tanto y visto tantas barbaridades de su raza. Ya se habría matado de angustia y tristeza. Sin embargo, yo era un íncubo. Un demonio que podía vivir durante milenios, y presenciar cualquier cosa. Tener lo que quisiera y quitar cualquier obstáculo de mi camino, como si soplara polvo al aire. Sin embargo, me estaba divirtiendo con mi comida y otros tipos de juegos. Suspiré lentamente, en una sonrisa diabólica. Mientras yacía en mi pecho una mujer dormida. Deslicé mis dedos desde sus pechos hasta su cuello, inclinando su cuerpo desnudo. Como si fuera sólo una muñeca en mi dominio. Sostuve firme mientras lleva
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14 - Nuestro momento.
Ubicación: Columbia, Estados Unidos.Carlisle... Abrí mis párpados aún aturdido por ese sueño, extrañamente el pasado estaba volviendo para torturarme. Y que parecía decirme algo sobre lo mismo. emmeline... Nunca la olvidé desde que toqué su mano ese día, en mil novecientos noventa el mismo mes que estábamos, en diciembre. Y tuve esa tormenta de imágenes en ese momento. Que se convirtieron en varios tipos de pinturas, tiradas en cuadros que hacían un círculo en un giro sin parar. Que me dejaba confuso hasta hoy. Suspiré llevando mis dedos hasta mi bella cara y sentí mis dedos temblar, lo alejé y observé aquello con atención. ¿Cómo iba a explicar tales cosas? No sabía lo que sucedía. Y nadie de mi raza tampoco. Puse mi mano en mis sábanas oscuras de seda, y moví mi cuerpo para intentar estar cómodo. Me ahogué más en mi cabeza y vi mi reflejo en el espejo del techo. Por segundos y minutos, inmerso en aquella apariencia humana con mirada más oscura que las tinieblas. Sin b
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15 - Su verdadero rostro.
Localización: En alguna parte de la frontera de Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Respiré hondo con mi mirada vaga, hacia aquella inmensidad de edificios que me rodeaban. En el parapeto de lo que estaba. Crucé mis piernas y llevé mis manos a los bolsillos de mi pantalón social negro, sintiendo ese viento frío soplando en la piel de mis antebrazos expuestos y cara. Erizando el pelo de esa segunda máscara. Miré hacia abajo, el tráfico caótico que se formaba con el regreso de personas del trabajo a casa o de otro lugar donde estaban. Los humanos eran tan frágiles y al mismo tiempo lograron sobrevivir durante siglos, siguiendo conceptos tontos y divinidades que ni siquiera existían. El comienzo del mundo... por los ojos de mi príncipe y señor Lucifer. un arcángel caído y poderoso. Que ahora tenía su verdadero rostro desfigurado por la caída al planeta tierra, aquello era nuestro cuento de hadas favorito. Que nos enseñaban nuestra diosa y señora Lilith. La prime
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16 - Cuando el cuerpo da señales de ayuda. Parte 1
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Carlisle... Giré hacia ese auto negro, un Volkswagen Crossfox, mientras Emme estaba en completo y mórbido silencio. No me miraba y ni siquiera quería decir algo, y lo entendí. No quise perturbarla ni pronunciar nada, pues sentía su energía aún asustada y con miedo. Experimentar esa emoción de repulsión hacia mí era como clavar una daga en mi pecho y arrancarla de arriba a abajo profundamente. Miré de soslayo hacia la misma, con mis pestañas bajando algunas veces, y simplemente respiré hondo volviendo mi atención al tránsito de la ciudad. Me di cuenta de la misma mirada, pero con esa energía de miedo. Parecía que estaba aprensiva, que algo le sucediera. O yo la lastimara de alguna forma. Sentí un dolor profundo sobre eso. Pues nunca le haría daño ni haría ningún daño a mi diosa. Me detuve en la señal y desvié mis ojos hasta los de ella. Que me miraba seria. Nos quedamos así por minutos, y después volví observando la
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17 - Cuando el cuerpo da señales de ayuda. Parte 2
Emme... Me asusté cuando desapareció de mi vista, dejando solamente un olor extraño con su perfume amaderado en el aire y un humo que se disipaba. Sentí el vacío inundar mi habitación y una angustia mi corazón. Aún intentaba entender y aceptar lo que había sucedido. Cerré mis ojos, y nuevamente me acordé de su rostro demoníaco así que me remití al estacionamiento. La furia que estaba en su mirada hacia Albert. Y que en el cual fue de inmediato a su encuentro, cogiéndolo por el cuello de la camisa y colocándolo contra la pared al levantarlo del suelo en una forma sobrenatural, que me dejó asombrada. Ese hombre... mis dedos temblaron frenéticamente y respiré profundamente para calmarme, sentí el aire del oxígeno adentrarse profundamente en mis pulmones. Pero aún sentía esa angustia corroyéndome. La razón me alertaba de lo peligroso que era, dónde estaba y que si continuaba empeoraría. Mientras mi corazón sufría por la ausencia de aquel hombre... Demonio, en otras palabras. Al infierno.
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18 - Claro como la transparencia del agua. Parte 1
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Emme... Me levanté de aquel lecho, y miré mi lado derecho con un leve disgusto. Aún sentía los pequeños vacíos, dejado por mi amante infernal. Su falta, su olor y su mirada. Suspiré levemente al girar y encarar mi frente en una mirada vaga, y sin emoción. Me acerqué a mis piernas y las abracé, poniendo mi barbilla en mi rodilla. Mientras, todavía procesaba todo lo que pasó hace dos días. Su rostro demoníaco aún me perseguía, en mis sueños más profundos. Y me asustaba y me preocupaba que volvieras a entrar por esa puerta. Si me lastimaría o haría algún daño por haberlo mandado lejos. Lentamente me senté en el borde de la cama, y miré al suelo. Tardé hasta que mi cuerpo se levantó y fue al baño. Las cosas ya no eran las mismas, ni en la parte del trabajo. Aunque Carlisle no hubiera intervenido, y si sucediera lo peor no iría más. Después de ese intento de abuso que sufrí de Albert, de él tocando mis partes íntimas. a
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19 - Claro como la transparencia del agua. Parte 2
–"¿Emmeline? ¿Emmeline?" –La voz de mi madre se hacía eco del celular. Quedé petrificada con aquella aparición. Una mujer hermosa, vestida de coro desde el cuello hasta las finas botas. Un lápiz labial caliente sangre y una mirada fatal con mechones marrones con hilos dorados que caen en olas en su hombro.–Mejor atender a su madre... –Susurró al dar una sonrisa leve, y sentarse en un banco tapizado junto a la mesa. Me llevó un tiempo despertarme del susto y levanté el teléfono de nuevo y me lo llevé al oído.–Hola mamá, no fue nada. Una rata apareció aquí en casa... y me asusté.–Vaya, compararme a un ratón. ¡Sólo porque tú eres el amor de Carlisle que te perdonó! –Oí bajo. Y comencé a entender. La misma debería está a mando de él.–Mamá, hablamos después, ¿sí? Besos. –Quité el aparato y apagué la llamada. –¿Quién eres? –Indagué alejándome.–Au. –Ella me gritó y me asusté, mientras se reía de mi cara. –Eso no es gracioso.-Para mí sí. Está peor que pollo en la fila para el matadero,
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