—Sé que puedes volver a amarme, lo sé, lo siento, ¿no lo notas? Te empecinas a convencerte a ti mismas de que amas a ese idiota que te engaño y mintió. —David era necio antes sus pensamientos, no iba a quitar el dedo del renglon, el no quería olvidarae de ella, estaba tan convencido que podría volver a hacer que Luna sintiera lo mismo que el, que tomó su rostro entre sus manos obligándola a mirarlo, que lo viera directamente y viera de quien se trataba, con sus ojos totalmente acuosos—. Soy yo, tu David, el amor de tu vida y tu el mío. ¿No lo entiendes pequeña? Recuerda cuando ambos nos juramos amor, cuando dijimos que siempre estaríamos juntos y que nadie podría separarnos. —David fue tan confidente que Luna sintió y vio su angustia y desesperación que transmitía por los ojos. Le dolía en el alma lastimas de esta manera de David.—No lo entiendes, esto que haces es absurdo porque nada hará que deje de amar a Farit, lo lamentó tanto, pero lo que siento por ti ya no es amor, no me haga
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