Me desperecé, aquí habían sido increíbles, aunque siento algo raro en el pecho, los últimos cuatro días Dylan se ha portado extraño, tenía dos días de hacerme el amor pidiéndome perdón… No sé, algo no anda bien, y yo no me siento muy bien. Mi estómago crece.También estaban las pérdidas bastante frecuentes como ahora, ¡amanecí y él, ni el forro! Ya nos regresábamos hoy y mañana llegaremos a Montería. En semana conocimos muchos lugares, por momentos volvía a ser el mismo, pero… solo por momentos. ¿Se estará aburriendo de mí? —El corazón se me comprimió—. No, él me ama, debe ser que como ando tan metida en los preparativos de la boda de Paola. A cada rato nos conectamos y hablamos por horas, le he ayudado a escoger la cristalería, la decoración, la ropa de nosotras, las damas de honor, hasta el vestido, uno precioso, he estado en todo. Sonó mi celular y era ella.—Buenos días, ¡oye!, tú molestas más que una piña bajo el brazo.—Deja de ponerte pesada, mira que en treinta y un días me ca
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