― Papi, papi, ¡Feliz cumpe! ― Y se trepó en Stefano . En ese momento se percató que sus abuelos estaban en casa. ― ¡Abuelitos! ― gritó, saltando de los brazos de su papi, a los de Gerard. ― Mía, ¿Cómo estas, pequeña? ― preguntó mi papá, mientras la giraba en el aire. ― Basta abuelo… que me estoy mareando ― mi padre paró bruscamente el juego y la dejó sobre la mesa. ― ¿Estás bien, mi niña? ¿Te sientes bien? ¿Quieres que vayamos al doctor? ― la cuestionó, asustado. ― No abue… pero no me gires así. ― Ma… má lete ― dijo Thommy, al tiempo que Stefano me pasaba su biberón. ― Así que tenemos un nieto nuevo, eh Beatriz ― interrogó mamá. ― Si, Thommy me dice mamá, así como Mía le dice papá a Stefano ― contesté con una hermosa sonrisa, dejé al niño en su sillita y comencé a preparar hot cakes. Servimos el desayuno y hablamos de muchas cosas, creo que mientras cambiaba a los niños Stefano y Gerard estuvieron hablando porque las cosas ya estaban más tranquilas. ― Cielo, nosotros nos
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