Después de conocer la casa central de la hacienda e instalarse en su cuarto, Nicole había ido a comer con su “futuro esposo”, quien prácticamente había estado hablando durante toda la comida sobre lo grande que era la hacienda, hasta dónde se extendía y las características de los terrenos. Dicho sea de paso, jamás alguien le había hablado tanto de vacas, toros, caballos y otros animales de hacienda… ¿qué le pasaba a ese sujeto que creía que cualquiera de esas cosas podría impresionarla?Otra cosa que no había agradado demasiado a Nicole era el hecho de que Dominico hablaba, hablaba y hablaba, parecía no cansarse en ningún momento de hablar. Mientras tanto, ella sólo escuchaba atentamente, asintiendo casi con desgano la mayoría de las ocasiones.—Sé que quizás necesites tiempo para adaptarte, mi reina, pero tranquila, que la boda no será todavía. Aunque me gustaría probar un poco de ti, mi amor —señaló de repente, haciendo que la pelirroja sudara frío con esas palabras. Ella definitiva
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