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Capítulo 3: No dejarse llevar por el miedo

La semana transcurrió un poco más normal para Nicole, quien ya iba habituándose más a la vida en la hacienda. Ya entendía más o menos los “protocolos” que tenía que seguir día a día, y había conseguido llevarse un poco mejor con Jonathan desde que estaba llevándola a hacer experimentos con Jhania. Lo anterior la tranquilizaba mucho, ya que sentía que había personas en las que confiar, pero al mismo tiempo le generaba mucho temor, pues seguía en el territorio de ese despreciable hombre.

Por increíble que pareciera, empezaba a entender cómo debían ser los procesos para la elaboración de metanfetaminas y de LSD, que eran las drogas de las que Jhania se encargaba, pero la farmacéutica también le había empezado a enseñar sobre los pasos iniciales necesarios para elaborar medicamentos de uso común, en donde se planteaba enseñarle a crear paracetamol, dipirona e ibuprofeno, en principio. Por otro lado, también se había ofrecido a enseñarle algunos otros “trucos” que podrían servirle en su día a día.

Lo más tedioso había pasado a ser aprender a andar en tacones, pues Nicole había empezado a creer que sus pies no estaban diseñados para ello. Caminaba completamente desgarbada, sin gracia y, aunque Jonathan no se reía de ella, ella sentía una gran incomodidad por lo difícil que le estaba resultando adaptarse a ello.

No quería y estaba completamente reacia a caminar con esas cosas incómodas, pero, por otro lado, Jonathan le había dicho que necesitaba ser lo más coqueta posible si quería empezar a pedir cosas más complejas y lograr que su futuro esposo se las diera. Y sí, también le había hecho ver lo importante que era satisfacerlo si quería convertirse en una reina realmente poderosa.

Estaba temerosa, porque sabía lo que las palabras de Jonathan significaban: ella tendría que adaptarse y dejarse hacer todo lo que ese hombre quisiera.

Su actividad en la parte de la elaboración de las drogas empezó a ser reconocida en poco tiempo, ya que varios de los investigadores se habían interesado en conocer a la “futura esposa del jefe”, y más siendo que se trataba de una chica capaz de adaptarse a sus procesos productivos. Así había conocido algunos científicos interesantes que le habían enseñado otras cosas para mejorar sus productos, el problema era que ninguno de ellos quería a Jhania.

Uno de los días que Nicole pudo percibir más claramente la situación hostil del resto del grupo contra la joven farmacéutica fue mientras daban unos toques finales a la preparación de unas metanfetaminas. Jhania le había dejado a Nicole encargada de colocarle el colorante que ella utilizaba (el cual era elaborado por ella misma y completamente inofensivo a la muestra), había ido momentáneamente al baño. Sin embargo, se tardó más de lo esperado y, en consecuencia, prefirió buscarla.

Decidió acercarse disimuladamente al baño, aprovechando que ella solía ser una persona bastante callada, lo que le permitía ocultar su presencia, pero antes de llegar al baño se encontró con una puerta entreabierta de una oficina, en donde pudo ver por la rendija a Jhania acostada sobre una mesa cercana con uno de los científicos que tanto la maltrataba sobre ella.

Y lo que vio definitivamente no le gustó. Él estaba abusando de ella y ella realmente tenía una cara de dolor y tristeza, mientras que él parecía disfrutar ampliamente, mientras mantenía sus ojos cerrados. Cuando la vio, Nicole no supo exactamente cómo debía actuar, porque la verdad no quería hacer algo que le generara problemas a Jhania; sin embargo, al final decidió entrar en la habitación.

—Doctor Ramírez, ¿qué está haciéndole a mi amiga? —preguntó al pasar, sorprendiendo al hombre, que de inmediato se detuvo y simplemente la miró con molestia.

—Patrona… ¿qué hace por acá? —Él parecía nervioso y simplemente se separó de Jhania y se tapó con lo que pudo. La joven corrió hacia Nicole y se escondió tras ella, mientras el hombre no dejaba de mirarla como si se tratara del peor insecto.

—Buscaba a Jhania —explicó ella—, porque estaba tardando mucho, necesito que revise los resultados de mi más reciente producción.

Nicole miró al hombre con enojo y salió de la oficina sin mediar más palabras, siendo seguida de cerca por la farmacéutica, que tenía sus manos temblorosas y jugueteaba con ellas con nerviosismo, mientras seguía llorosa.

—Nic… —empezó a decir Jhania, pero su amiga simplemente hizo un gesto de que guardara silencio, mientras llegaban al lugar de trabajo.

Llegaron a ese lugar y lo primero que hizo Jhania fue abrazar a Nicole mientras lloraba, a lo que esta no estaba del todo segura de qué hacer, por lo que sólo le acarició el cabello suavemente mientras esperaba que dijera algo.

—Odio a ese hombre —expresó la exprostituta mientras buscaba en su mochila un pequeño pañuelo para secarse las lágrimas—. Es despreciable y siempre hace eso de abusar sexualmente de mí en su oficina, ni siquiera me deja dinero por ello, sino que me amenaza con hacer que me saquen, porque tiene mucho poder aquí. —La pelirroja estaba empezando a sentir que le hervía la sangre—. Yo… no quería preocuparte, Nicole —aseguró con pesar, pero su amiga simplemente negó con la cabeza—. Debes pensar que soy una completa imbécil que se deja manipular, pero… tengo miedo, no soy capaz de enfrentar a nadie, soy sólo una cobarde y una inútil.

Jhania siguió llorando, pero esta vez secándose con el pañuelo y Nicole apenas y la acarició un poco. Sinceramente deseaba proteger a su nueva aliada, pero no estaba del todo segura de ello. Esperó a que la chica se calmara y le ofreció ponerse a trabajar un rato más juntas, logrando así que su mente se despejara.

Nada más triste que saber que su amiga necesitaba de ella… y ella no podía hacer nada en ese momento.

El paso de los días fue relativamente tranquilo, especialmente porque la presencia de Jonathan y de Jhania hacía más ameno el tiempo que pasaba en la hacienda.

Y es que, de verdad, ser una reina en ese lugar se estaba convirtiendo en un problema para Nicole, quien cada vez que iba para alguna parte, terminaba siendo perseguida por un montón de personas. Y siendo que ese día llegaba su futuro esposo, pues había sido más intenso el seguimiento. Las mucamas se aseguraban de que estuviera cómoda, fresca y que se sintiera bien consigo misma. Pero ella simplemente estaba estresada pensando en las cosas que tenía que hacer.

Jonathan le había sugerido aprovechar esa noche para pasear por la hacienda a caballo, para luego ver las estrellas mientras hacía un picnic nocturno con Dominico. Así que había enviado algunos peones y mucamas a adelantar el trabajo, al tiempo que se preparaba junto a Jonathan.

—¿Estás seguro de que es demasiado necesario que lo bese esta noche? —cuestionó ella preocupada ante la idea de besar a Dominico.

—¡Por supuesto, mi ciela! ¡Si usted quiere ponerse a valer, tiene que ganarse a ese hombre con dulzura y atenciones! —exclamó el hombre terminando de peinar el cabello de Nicole en una trenza muy detallada en la que había atado algunas flores artificiales para verse más delicada—. Y si puedes dejar que te toque tus pechos, ¡pues mucho mejor, mi ciela! Si algo he aprendido en todos estos años eligiendo modelos hermosas para los narcotraficantes, es que nada es más fácil que dominar a esos hombres cuando tienen a una mujer hermosa a su lado. ¡Gánese la confianza! ¡Gánese a ese man! ¡Y usted tendrá el cielo y más!

El hombre terminó de arreglarla en poco tiempo y después de dedicarle un “¡Divina, mi ciela!”, revisó su reloj para luego informarle que Dominico estaba por llegar. Nicole se estresó un poco al pensar en que tendría que ver a ese horrible hombre y probablemente hasta besarlo y dejarse hacer otras cosas por él, pero era inevitable si quería sobrevivir en ese lugar.

Salió de su nueva habitación junto con Jonathan y fue llevada hasta la entrada principal, esta vez utilizando unos tacones bajos que la hacían ver modesta y al mismo tiempo bastante casual, sin perder la elegancia. Y, por suerte, al haber practicado con esos, podía moverse sin complicaciones, lo que le daba la oportunidad de demostrar sus encantos sin quedar como una tonta ante su futuro esposo.

El rubio llegó unos minutos después, siendo recibido con abrazos y muchas reverencias de sus trabajadores. La pelirroja permaneció rezagada con su nuevo asesor de belleza y pudo ver cómo el hombre fijaba su mirada en ella, detallándola de arriba a abajo y haciéndola temblar ligeramente. Era bastante asqueroso pensar que tenía que “dejarse hacer” por ese sujeto.

Dominico se acercó y la abrazó apenas estuvo frente a ella. Ella se sorprendió ante el gesto, pero se dejó abrazar nerviosamente, sin saber siquiera lo que podría decirle al hombre que se aferraba a ella. Sintió los fuertes y musculosos brazos de él y una mano un poco abusiva que acarició su espalda, hasta terminar nalgueándola antes de separarse de ella.

Estaba realmente nerviosa ante la situación que estaba viviendo, pero decidió que tenía que ser fuerte y para ello era necesario calmarse y hablarle de la propuesta del picnic. ¿El problema? Pues que para Nicole no era tan fácil decir esas palabras. Dominico la miró fijamente, y ella prefirió darle un corto beso en los labios y luego lo tomó de la mano, señalándole que lo quería llevar a otro lugar.

—Espera, mi reina. Deja que vaya a mi cuarto y me eche un buen baño y me cambie. Aunque si quieres ir conmigo, pues no me molestaría… —le dijo él con un tono pervertido.

Nicole simplemente se sonrojó y negó con la cabeza.

—Te espero aquí —puntualizó, y le dedicó una sonrisa nerviosa al hombre, la cual fue respondida por una mirada pervertida.

Dominico subió unas escaleras que estaban cerca de la entrada y Nicole pudo suspirar profundamente.

—¡Estuviste perfecta, mi ciela! —la felicitó Jonathan—. Ya sabes, tienes que besarlo más intensamente y dejarte tocar por él en el picnic. ¿Necesitas que le diga algo en particular? Porque te noto nerviosa cuando hablas.

Ella negó con la cabeza y se quedó tranquila, como siempre. Aproximadamente quince minutos después, Dominico llegó nuevamente al recibidor, sorprendiendo a Nicole ante su retorno, pues ella estaba de espaldas y él la abrazó por detrás. Jonathan seguía junto a ella, parados frente a frente y miró feliz a su jefe al verlo llegar.

La pelirroja volteó para ver a la cara a su futuro esposo y le sonrió imaginándose que esa sonrisa estaba dirigida a Tom Hiddleston, para luego tomarlo de la mano y guiarlo hasta la parte trasera de la casa, donde luego caminaron hacia el establo para buscar los caballos.

Ya estaba un poco más oscuro, por lo que iba a ser un poco difícil el trayecto, pero necesitaba hacer las cosas como había planeado con Jonathan. Por suerte, el estilista había preparado un camino relativamente simple para que incluso los inexpertos cabalgantes pudieran transitar por la hacienda.

Se subieron a los caballos y nuevamente ella lo guio hacia el lugar al que iban; sin embargo, evitó cualquier tipo de conversación, permitiéndole así tomarse el tiempo necesario para hacerse la imagen mental de su actor favorito.

En poco tiempo llegaron al claro en el que todo estaba preparado: la manta del picnic, la comida, unos cuantos peones vigilando que la comía no fuese asediada por animales silvestres o por insectos, y también algunas antorchas con una llama lo suficientemente fuerte para alumbrar el lugar.

Se sentaron a comer en el picnic y Dominico aprovechó ese tiempo para hablarle a ella de todas las cosas que había hecho durante el viaje, cómo había contactado con otros socios que tenía y cómo había amenazado de muerte a uno de ellos para asegurar el negocio. Nicole trató de no horrorizarse ante la tranquilidad con la que ese vil hombre decía esas cosas.

La cena estuvo muy tranquila y luego se acostaron a ver el cielo. Ella supuso que el hombre no tenía ni idea de las constelaciones, así que no perdió el tiempo hablando de ese tema, sino que más bien enfocó su atención en pensar la forma de acercarse sin inducir en él una actitud dominante en la que terminara viéndose obligada a acostarse con él. Le había pedido a Jonathan que se asegurara de que no la tocara, pero era un poco difícil asegurar que Dominico lo aceptaría con tanta facilidad.

Una canción suave endulzó la velada y la joven supo que seguramente eso era parte de algún plan de su amigo para hacer más romántica la escena. Ella se incorporó y se posicionó casi encima de su futuro esposo, y luego lo miró fijamente, siendo correspondida por la mirada de él.

—Ay, mi reina, no me mires así que me alborotas —expresó al verla mirándolo fijamente. Ella simplemente sonrió de la forma más “sincera” que pudo y se acercó a él para juntar sus labios.

Fue un beso inicialmente suave y sin presiones, pero luego, por la misma fogosidad del hombre, notó cómo iba subiendo la intensidad, al tiempo que el hombre la agarraba por el cuello, manteniéndola pegada a él.

Nuevamente, Nicole imaginó que estaba besando a Tom Hiddleston, lo cual parecía funcionar bastante bien mientras mantuviera los ojos cerrados. No podía negar que definitivamente Dominico era un profesional y besaba bastante bien para ser una persona mayor. Por suerte para ella, como estaba encima de él, ella podía controlar un poco las cosas, así que se separó de él antes de que sus visiones de Tom Hiddleston le jugaran una mala pasada y terminara dejándose llevar.

—¡Ay, mi reina! ¡Pero qué bien besas! —aseguró Dominico y ella le sonrió, aunque sinceramente no quería siquiera verlo de verdad, porque probablemente empezaría a sentir asco. Y no, no era porque fuese feo, sino porque ver su cara le hacía recordar cómo el sujeto había apuntado con una pistola a su padre unos días atrás.

Recordó a su padre y, con ello, a su mente llegó la importancia que tenía comunicarse con él y asegurarse de que estuviera bien, y no sólo él, también su hermana menor, que ella ni siquiera había llegado a la casa cuando eso había ocurrido y no sabía qué había tenido que argumentar su padre ante la pequeña.

—¿Crees que existe alguna posibilidad de que me compres un teléfono? —preguntó inocentemente.

—¡Ay, mi reina! Vamos a ver... déjame ver cómo te portas en la fiesta de mañana.

El hombre la miró con emoción y se incorporó un poco más para agarrarla por la cintura y continuar besándola. Pero en ese momento ella no sabía exactamente qué hacer y simplemente se quedó paralizada. Él se separó nuevamente de ella y la miró con el ceño fruncido.

“Oh, no. Tengo que hacer algo rápido” —pensó de inmediato la joven.

—Disculpa, me tomó por sorpresa —explicó y esta vez tomó la iniciativa para besarlo, nuevamente imaginando a Tom Hiddleston.

Por suerte, poco después llegaron unos peones a decirle que había ocurrido algo y que lo necesitaban urgentemente, así que ella pudo zafarse e irse a su habitación. Esa noche se bañó y cepilló los dientes restregándose el doble porque se sentía demasiado sucia. No podía creer a lo que había llegado para poder protegerse a sí misma y proteger a su familia. Ese hombre era lo peor que podía haberse encontrado en su vida, y lo peor de todo era que no podía hacer nada para cambiarlo, o al menos no en ese momento.

Quería hablar con Jhania, y realmente lo necesitaba. Necesitaba interactuar con alguien que le hiciera sentir menos basura y ese era el caso de la pequeña farmacéutica.

Sin embargo, aunque quería verla, sabía que al día siguiente tendría que hacer un montón de cosas para prepararse para la fiesta que, dicho sea de paso, era en la tarde por ser una “fiesta de hacienda”.

Gama Strat

Hola... espero que cada vez crezcan las lecturas de mi NarcoQueen. Me gusta mucho escribir esta historia y agradecería muchísimo el apoyo de mis lectores dejándome comentarios y opiniones al respecto. ¿Qué les parece Jhania? ¿Creen que el comportamiento de Nicole es correcto? ¿Qué harían si un narco las obligara a casarse con él? No se pierdan el próximo capítulo.

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