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43 chapters
Capítulo XLV Hasta en el peor momento, hay esperanza.
Martin. Estaba de nuevo allí en ese coche, aun oí el golpe, y el metal retorcerse, los gritos de mis padres, y mi madre gritar mi nombre. Yo también grité no quería estar asustado, mi padre me había dicho que debía ser fuerte porque cuando él no estuviera, yo debía proteger a mi madre, solía decirme siempre cosas como esa, que yo sería grande, que conocería una mujer maravillosa como mi madre, y que me enamoraría, y que como hombre siempre, siempre debía proteger a mis seres queridos. Pero en este momento, eso no sucedía, el coche se detuvo después de girar y girar, sabía que algo nos había golpeado, pero para ser sincero yo no había visto nada, que nos golpeara al menos de mi asiento. Después de tanto ruido todo quedó en silencio, no sentía nada ni dolor ni nada, solo la sensación de irrealidad que causa un suceso así, el cree que eso no estaba pasando, con cuatro años, era aún peor, era como estar en una película, una película de terror me encontraba boca abajo, atado aun a mi s
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Capítulo XLVI. El heredero: Martin Edward Lewis.
Eun-ji.Me había costado llegar hasta él, para que el estúpido de Martin se pusiera con objeciones, sobre todo sabiendo lo que estaba sufriendo, durante el trayecto lo había preparado todo, sabía que me iban a solicitar el móvil, desde que me subiera al coche que me estaba esperando dos calles más allá del hotel del que yo y Bianca escapamos.Así que escondí el móvil de Bianca dentro de mi sujetador, si yo era la obsesión del del asesino de mi madre. estaba claro que no permitiría que nadie me tocase, en su delirio, yo le pertenecía y nadie tenía derecho a tocarme. O al menos eso esperaba yo, hoy ya que así me libraba de qué me registrarán y encontrarán el móvil.Al final tuve suerte, y pude llegar hasta el escondite, supe que me habían puesto una bolsa en la cabeza para que no supiera a dónde íbamos. Antes de llegar, me escondí el móvil había hecho una llamada perdida y había dejado un mensaje que decía:- “Rastréame.”-La llamada la hice a la segunda persona más inteligente que hab
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Epílogo.
Martin-“ ¡Ni se te ocurra!, tú te quedas aquí y lo soportas conmigo”- me gritó mi esposa, mientras me agarraba fuertemente la mano. Hoy llegaba al mundo Min-suk Emily Bada Lewis, la diosa de las heroínas, y por lo visto su madre no quería ni que me pusiera la ropa higienizada para entrar en paritorio.-“Señora Lewis su esposo, necesita cambiarse para que así, le dejen entrar a acompañarla”- le dijo la enfermera, para hacerla razonar.Por un segundo mi esposa puso ese gesto que llevaba poniendo el último trimestre del embarazo, ese que me decía que, ni de locos me iba a salir yo con la mía. Pero al final cedió. La verdad es que el embarazo de Mineba, que era el diminutivo que le habíamos puesto a nuestra hija, ya que era suficiente castigo que llevara el nombre de la madre de Eun-ji, mi madre y mi tía, pero cualquiera hacia cambiar de opinión a su madre, aunque para pronunciarlo todo junto y de un tirón, decidí ponerle un diminutivo. Estaba muy sensible, según mi experta mujer, el úl
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